Todos los relatos que aparecen en este blog han sido escritos por mí. Ninguno ha sido copiado de ninguna otra web de relatos y se ruega que, del mismo modo, tampoco sean copiados (excepto consentimiento expreso). Gracias.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Pervertidos y atrevidos


Copa en mano, respiraba aire fresco en el jardín de la casa. Disfrutaba de la fiesta en un chalet. Todo era gente joven a mi alrededor. Jóvenes con ganas de pasárselo bien. Eso y alcohol, una mezcla peligrosa. Había salido fuera para descansar unos minutos de la multitud y la música alta del interior de la vivienda.

Observaba a las personas que había en el exterior, hasta que mi mirada quedó clavada en una chica. Menuda mujer. Mis ojos analizaron todo su cuerpo. Las botas y medias de rejilla que adornaban sus piernas hasta llegar a una minifalda negra lo suficientemente corta como para retener mi mirada unos segundos más de lo habitual. Una camiseta holgada de un grupo punk, dejada caer hacia un lado, mostrando la tira de un sujetador negro en su hombro derecho. Su cara… qué guapa. Preciosa. Un rostro adornado por un septum en la nariz y dilataciones en las orejas. Ojos interesantes. Labios que incitaban a besarlos. Todo ello presidido por un precioso pelo corto, por los hombros, de una combinación de azules y verdes.

No era la primera vez que la veía. De hecho, nos conocíamos. En realidad algo más que eso. Habíamos tenido nuestras aventurillas. Los dos éramos (y somos) un par de pervertidos y nos gustaba disfrutar el uno del otro. Se llamaba Ailyn, era un poco más joven que yo, y cómo me ponía… Aunque esa no era mi forma de vestir ni mi “rollo”, ese look alternativo suyo me encantaba. Su personalidad agradable, divertida, extrovertida, atrevida y picante, hacía que la atracción que provocaba en mí no fuera solo física.


Mis pensamientos se detuvieron de golpe cuando nuestras miradas se encontraron. Me saludó desde la distancia con una de sus increíbles sonrisas a medio camino entre la picaresca y la lascivia. Esas sonrisas que me dejaban deseando comerle la boca allí mismo.

La fiesta transcurrió con normalidad. El alcohol transcurrió también por todos nosotros. Pasadas un par de horas la gente ya no cabía dentro de la casa y había tanta gente en el interior como en el jardín. Vi a Ailyn entre la multitud y me abrí paso hasta ella entre copas, cigarrillos y empujones. Cuando llegué a su lado nos pusimos a hablar. Había tanta gente que cada vez estábamos más apretados, hasta que nuestros cuerpos acabaron pegados, tocándose. El espacio entre nosotros era mínimo. Podía prácticamente notar su respiración. Me dispuse a besarla pero ella se me anticipó. Me plantó un beso inicial muy impactante, que duró unos pocos segundos. Al separarse nuestras bocas nos miramos. Un mechón de pelo rebelde de azul verdoso le caía por la cara, provocándole un aspecto tremendamente sexy. Volvimos a besarnos esta vez fusionando nuestras lenguas.

Bajé las manos por su espalda y las posé en su culo, acariciándolo suavemente. Ella sonrió. Entre los besos y el roce de nuestros cuerpos yo me estaba poniendo cachondo. Noté como empezaba a tener una ligera erección. Nuestros cuerpos estaban muy pegadas por lo que Ailyn notó un bulto crecer presionando su pierna. Volvió a sonreír. Me sobresalté al notar su mano colarse por dentro de mi pantalón hasta llegar a mi miembro y agarrarlo. Casi me atraganto del susto. Miré nervioso a nuestro alrededor, ya que estábamos rodeados de gente, pero todo el mundo parecís estar en su mundo y nadie se fijaba en nosotros. En un impulso de valentía decidí aprovechar la situación y metí la mano por debajo de su minifalda, acariciándole la entrepierna por encima de la ropa interior. Ailyn suspiró, sin dejar de acariciar mi polla y masturbarme delicadamente.

Yo ya la tenía dura como una roca. Ailyn sacó la mano y yo hice lo mismo. Me cogió la mano y me condujo entre la gente hasta salir de todo aquel follón. Miró a ambos lados y, viendo que nadie nos prestaba atención, se metió por los arbustos de uno de los laterales del jardín, tirando de mí y haciéndome meterme a mí también. Había algún árbol y lo demás eran arbustos a la altura de mi pecho. Ailyn me empujó haciendo que mi espalda chocara contra el tronco de un árbol y luego se abalanzó sobre mí besándome el cuello.

Sin dejar de besarme me bajó la cremallera del pantalón y metió la mano para sacar mi polla y mis huevos por la apertura. Ailyn, mostrando otra de esas sonrisas suyas que tanto me gustaban, se arrodilló en el césped. Cerré los ojos esperando notar la calidez de su boca en mi miembro pero en su lugar noté su lengua pasar por mis huevos. Su mano pajeaba mi polla y su lengua masajeaba mis testículos. Cuando se cansó de ellos pasó al plato principal, metiéndose mi polla en la boca, y las manos pasaron a masajear mis huevos. Pese a que mi polla no era pequeña del todo, y en ese momento estaba completamente dura, Ailyn conseguía tragársela entera. Yo ya conocía el arte felatorio de esta chica.

Mientras Ailyn se dedicaba a lo suyo, oía a la gente en la fiesta. Los arbustos solo me tapan hasta casi el pecho, y aunque estaba detrás de un árbol cualquiera que pasara por ahí podía verme. De hecho me veían, pero debían pensar que estaba meando.

Mechones azul verdosos del bonito pelo de Ailyn se movían adelante y atrás al ritmo de la impresionante mamada que me estaba haciendo. Yo miraba hacia abajo, me encantaba verla chupándome la polla. Ella miraba hacia arriba, hacia mis ojos, disfrutando de ver en mi rostro el placer que me estaba proporcionando. Y así seguimos hasta que Ailyn me hizo correrme. Sin parar de chupar, todo mi semen fue saliendo directo a su boca. Agradecí inmensamente que no arruinara el mágico momento sacándosela de la boca y haciéndome eyacular en el suelo. Ailyn no era de esas. En cambio, noté la cálida y húmeda boca de Ailyn en mi polla continuamente hasta que acabé de correrme. Ailyn remató la faena succionando un poco más mi miembro y dando un par de besos en el glande. Luego vi cómo la garganta de Ailyn se movía evidenciando que acababa de tragarse toda mi corrida.

Ailyn se volvió a levantar sonriendo y relamiéndose.
- ¿Te ha gustado, Juan?
- Me ha encantado…
- A mí también, jijiji. Vamos.
La mamada había sido increíble pero la noche no iba a acabar ahí. Igual que antes, Ailyn me cogió de la mano y me llevó hasta la casa. Una vez dentro subimos las escaleras y nos metimos por un pasillo. Fuimos hasta la última puerta y Ailyn se metió. Yo me quedé algo parado.
- Tranquilo, conozco a la que duerme aquí.
No sé por qué pero su argumento me tranquilizó un poco y entré en la habitación. Ailyn cerró la puerta tras de mí y me empujó a la cama. Se desató las botas y lanzó una a cada lado de la habitación. Yo hice lo mismo con mis zapatillas y calcetines. Entonces se sentó encima de mí y en pocos segundos su camiseta y su sujetador ya estaban en el suelo. Su cara era puro morbo. Agarré sus tetitas como si fueran mi tesoro más preciado. Las chupé y mordí una y otra vez, la una y la otra.

Le di la vuelta a la vez que lo hacía yo dejándola tumbada en la cama conmigo entre las piernas. Le besé el cuello mientras le quitaba la minifalda. Luego fui bajando hasta llegar a su entrepierna. Cogí sus braguitas para quitárselas pero Ailyn me cogió las manos.
- Sin manos…
Su sonrisa lo decía todo. Me llevé las manos a la espalda y cogí la goma de las bragas con los dientes. Ella arqueó su espalda levantando el culo para facilitarme la tarea. Fui bajando y lo mismo hicieron sus bragas. Poco a poco fui descubriendo ante mis ojos una línea vertical de vello cuidadosamente recortado y aseado. Después cogí una de sus medias y se la quité lentamente. Hice lo mismo con la otra. Coloqué mi cabeza entre las piernas de Ailyn. La miré a los ojos, los suyos brillaban. Cogí sus nalgas por debajo, una con cada mano, y adentré mi lengua en su coño. Ella gimió fuerte y me agarró del pelo. Yo lamía lo mejor que podía su coñito y ella parecía gozar. Quité una de mis manos de su culo para introducir un dedo mientras realizaba el sexo oral. A ese dedo le siguió otro, y los movía con rapidez mientras mi lengua jugaba entre sus cavidades. Ailyn se retorcía y me hundía entre sus piernas.

Noté como mi miembro, aun después de la increíble mamada de antes, parecía volver a activarse. Ailyn llevó mi cabeza hasta la altura de la suya y besó mi boca aún rezumante de sus flujos. Parecieron entrarle ganas de volver a saborear mi polla, porque me dejó tumbado en la cama y se colocó entre mis piernas. Me quitó los pantalones mientras yo me quitaba la camiseta. Fue quitándome los bóxers lentamente y mi polla semi-flácida salió de golpe golpeando su barbilla. Ailyn se rio y sujetó el glande con los labios mientras acababa de quitarme la ropa interior. Una vez la tuvo a su entera disposición, chupó mi polla tan bien cómo lo había hecho antes. Parecía disfrutar cada segundo. En un momento consiguió que mi polla que acababa de eyacular unos minutos antes volviera a estar dura como una roca. Su lengua era mágica. Me dejé llevar por la emoción y agarré la cabeza de Ailyn con firmeza por su pintoresco pelo. Movía su cabeza hacia mi polla al mismo tiempo que con un movimiento de cadera movía mi polla hacia su boca, lo que provocaba una frenética follada bucal. Ella se dejaba hacer, y solo emitía sonidos guturales cada vez que mi polla chocaba con su garganta. Le estaba follando la boca pero bien.

Una vez satisfecho mi arrebato salvaje, solté su cabeza y la dejé hacer a su manera. Me concentré en no correrme otra vez, estaba deseando follármela. Ailyn también quería pasar a mayores. Si hubiera querido me habría hecho correr otra vez con la boca en cuestión de minutos.

Ailyn fue gateando hasta un armario, ofreciéndome una inmejorable visión de su culo. Menudo culazo. Me incorporé para ver lo que hacía. De un cajón sacó un preservativo. Lo sacó de su envoltorio y lo cogió con los dientes. Entonces volvió hacia mí. Ver a Ailyn gateando desnuda hacia mí con un condón en la boca y esa mirada lasciva me puso más cachondo si cabía.

Se subió a la cama y me puso el condón. Ahora venía lo bueno.  Puso sus manos en mis hombros y poco a poco fue sentándose en mi polla. Ésta se fue abriendo paso por su coño hasta que estuvo entera en su interior. Ambos suspiramos y nos comimos la boca. Me volvió a tumbar en la cama empujando mi torso con las manos, y luego las apoyó en mi pecho mientras movía la cintura. Joder, qué bueno. No paraba de mirarme mientras me follaba. Su técnica moviendo el culo era impresionante. Recostó su cuerpo sobre mi pecho. Me besaba el cuello y notaba sus pezones duros rozando mi cuerpo. Cuerpo con cuerpo. Mi piel con su piel.

Cuando llevábamos unos minutos así nos sorprendió el ruido de la puerta abriéndose. Por ella apareció una chica. Se quedó estupefacta al vernos y nosotros petrificados al verla. Cerró la puerta rápido.
- ¡Ailyn! ¡En mi cama! – Gritó la chica indignada.
- Andrea… - Masculló Ailyn entre suspiros.
- ¿Qué coño haces?
Ailyn no contestó. Se deslizó hasta el suelo y gateó hacia ella. Andrea retrocedió hasta que su espalda se encontró con la puerta cerrada. Ailyn siguió gateando hasta ella. Ninguna decía nada, solo se miraban. Cuando llegó a las piernas de Andrea, le levantó el vestido negro que llevaba hasta la cintura, dejando a la vista unas sexys bragas rojas, aunque poco tiempo ya que el siguiente paso fue bajárselas hasta los tobillos. Ailyn se quedó mirando el coñito depilado casi al completo, con el vello muy corto. Después fue directa a la entrepierna de Andrea y empezó a comerle el coño.

Andrea gemía y suspiraba agarrada al pomo de la puerta con una mano y a una estantería con la otra mientras Ailyn le hacía gozar con su lengua. Andrea levantó la mirada y me miró. Yo estaba sentado al borde de la cama masturbándome mientras veía a Ailyn comiéndole el coño a Andrea. Ambos nos miramos durante unos segundos, gozando cada uno de la visión del otro. Luego Andrea volvió a mirar hacia abajo, donde ocurría la acción.

Ailyn se levantó y besó salvajemente a Andrea. Boca con boca, lengua con lengua. Todo un espectáculo. Después Ailyn desvistió a Andrea en un momento y la llevó hasta mí. La tumbó en la cama y yo me coloqué entre sus piernas. Con delicadeza metí mi polla en el coño de Andrea. Me movía adelante y atrás entre sus piernas a gran velocidad. Ailyn se sentó en la cara de Andrea, poniéndole el coño en la cara. Andrea se dejaba hacer. Quedó tumbada, comiéndole el coño a Ailyn mientras yo me la follaba.

Así estuvimos un  buen rato. Luego Ailyn liberaba de su entrepierna a Andrea y se ponía a cuatro patas en la cama. La miré y ella me invitó con un azote en su propio culo y una sonrisa de excitación. Saqué mi miembro de dentro de Andrea y me coloqué de rodillas detrás de Ailyn. Empujé suavemente y mi polla se volvió a encontrar con el mojado coñito de Ailyn. Andrea se colocó abierta de piernas frente a Ailyn, y ella, sin dudarlo ni un segundo, se inclinó hasta hundir la cabeza en la entrepierna de Andrea.

Yo miraba el increíble culo de Ailyn y lo admiraba. Era posiblemente lo que más me gustaba de ella. Tras unos minutos de folleteo, Ailyn me cogió la polla con la mano, la sacó de su coño y apoyó la punta en su ano. Me volvió a dedicar una de esas sonrisas pícaras que casi me hace correrme, invitándome a visitarla por la puerta trasera. Me excité demasiado ante la situación y la metí un poco bruscamente. El estrecho culo de Ailyn se fue abriendo para dar paso a mi polla. Ante la brusquedad de la penetración Ailyn agarró fuerte las sábanas con las manos y apretó los dientes, pero no se quejó.

En cuanto se hubo acostumbrado gimió de placer más que antes. Con cada brusca embestida que yo daba desde atrás, provocaba un fuerte gemido de Ailyn y que su cara se hundiera en el coño de Andrea, lo cual provocaba también un fuerte gemido suyo. Ailyn se azotó su culo como invitación a que lo hiciera yo y evidentemente aproveché la invitación. Su nalga derecha acabó colorida de las ocasionales nalgadas.

La lengua de Ailyn volvió a hacer de las suyas provocando un delicioso orgasmo a Andrea, que se corrió mientras ella aún seguía comiéndole el coño. Tras su clímax, Ailyn le dejó respirar. Aproveché el momento de descanso de Andrea para agarrar fuerte del colorido pelo de Ailyn y tirar hacia mí con firmeza pero también con cuidado. A ella pareció gustarle. Arqueaba la espalda mientras disfrutaba del fuerte sexo anal. Solté su pelo y cayó de golpe contra la cama. Notó que se acercaba el orgasmo. Se llevó una mano a su entrepierna chorreante. Se puso a estimularse intensamente el clítoris y segundos después tuvo un fuerte orgasmo anal. Cayó exhausta en la cama y se retorció de placer.

Me senté al borde de la cama, con los pies en el suelo y las manos atrás apoyadas en la cama. Andrea y Ailyn se arrodillaron entre mis piernas. Ailyn me quitó el condón y fue la primera en meterse mi polla en la boca. Cómo le gustaba chupar a esta mujer… Luego se la pasó a Andrea, que también se la metió en la boca. Se iban pasando mi miembro como si de una piruleta se tratase. En uno de los momentos en los que era Andrea la que chupaba mi polla, Ailyn aprovechó su boca desocupada para dar placer a mis huevos. Empezaron a turnarse de ese modo. Cuando una estaba mamando la polla, la otra estaba comiéndome los huevos.

Obviamente, con dos lenguas proporcionándome sexo oral no iba a aguantar mucho. Andrea se puso detrás de mí, y pasándome los brazos por alrededor me agarró la polla. Me pajeó a gran velocidad. Ailyn solo colocaba su cara justo frente a mi polla y lamía la punta de mi polla.
- Apunta bien. – Bromeó guiñándole un ojo a Andrea.
Entonces me corrí. Tras el primer chorro, Ailyn dejó de lamer y se limitó a sonreír mientras todo mi semen manchaba su cara. Una mejilla, la otra, los labios, un poco la frente. Incluso unas pocas gotas colgaban de un mechón de pelo verdiazul. Estaba preciosa con mis jugos resbalando por su rostro.

Cuando dejé de correrme, Ailyn succionó un poco mi polla como había hecho en la mamada de antes. Andrea se arrodilló junto a ella y lamió su pringosa mejilla con esperma. Luego se besaron apasionadamente. Otra visión increíble que añadir a la lista.

Quedé tumbado en la cama después del destrozo que me acababan de hacer. Desde allí, vi como Ailyn y Andrea se iban a la ducha juntas.





Este relato está inspirado en la webcamer Ailyn y está dedicado a ella.





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