Todos los relatos que aparecen en este blog han sido escritos por mí. Ninguno ha sido copiado de ninguna otra web de relatos y se ruega que, del mismo modo, tampoco sean copiados (excepto consentimiento expreso). Gracias.

domingo, 6 de noviembre de 2022

Call Girl of Cthulhu


Entre los frondosos árboles del bosque paseaba una risueña joven de pelo rojizo. Caminaba parsimoniosamente, admirando la belleza que le rodeaba. Iba equipada con su mochila y sus botas de montaña. Era un día caluroso, así que vestía lo justo: unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes de Iron Maiden. Respiraba hondo el oxigenado aire sin contaminar, al tiempo que disfrutaba de su absoluta soledad. Valioso tiempo para poner en orden las ideas y los pensamientos.

Su paz fue perturbada por un animalillo que cruzó el camino como un rayo. La joven lo vio trepando a un árbol. Era una ardilla. Detuvo su paseo momentáneamente para observar a la criatura. Preciosa. Le recordó algo. Sacó el móvil del bolsillo, desactivó el Modo Avión que había puesto para que no le molestaran e inició una app. El logo de Pokémon GO apareció en la pantalla. Continuó su paseo, pero ahora fijándose en las criaturas que aparecían en el juego, y parándose de vez en cuando a capturarlas virtualmente. Caminó distraídamente hasta que, cuando se quiso dar cuenta, no sabía dónde estaba. Estaba anocheciendo, y el camino ya no se veía tan claramente. Dio la vuelta con la idea de regresar, pero entonces vio algo a lo lejos que captó su atención. En la semioscuridad que ofrecía la reciente puesta de sol, alcanzó a divisar un color cálido entre las copas de unos árboles. Parecía una hoguera. Decidió investigarlo. Conforme se iba acercando, empezó a oír ruidos, cada vez más altos. Cuando estuvo suficientemente cerca, descubrió que esos ruidos eran voces, pero no lograba entender lo que decían. Tuvo que salirse del camino y colarse entre árboles y arbustos para llegar al lugar misterioso. Llegó al borde de un claro, donde se acababan los árboles. Vio las sombras de un montón de gente. Se ocultó tras el último árbol antes del claro para observar.

Se distinguía una multitud de gente moviéndose alrededor de una gran hoguera. Llevaban ropas holgadas; de lejos le parecieron túnicas. El lugar estaba lleno de símbolos raros, con formas y caracteres que no había visto jamás. La multitud clamaba al unísono unos gritos ininteligibles. Parecía una especia de culto. Dirigían sus plegarias hacia una estatua gigantesco. Así como el resto de los símbolos estaban tallados en madera, ésta era una figura en piedra, y de un tamaño descomunal. La forma era la de un monstruoso pulpo de aspecto antropomórfico, cuyo rostro era una masa de tentáculos. Tenía largas garras en manos y pies, y descansaba sentado sobre un pedestal, con una mirada maligna. A la joven le dio un escalofrío.

De repente, el sonido de una rama aplastada la hizo girarse y se sobresaltó al encontrarse de frente con un hombre. Efectivamente, vestía una túnica larga. Se miraron el uno al otro durante unos segundos. Luego, el hombre le tendió la mano. Ella dudó en un primer momento, pero le pudo la curiosidad. El hombre arrastró a la joven de la mano hasta donde estaba la multitud brincando y gritando.
- ¡Licki! – Pronunció cuando golpeó con el dedo el pecho de la joven.
- ¿Yo?
La respuesta del hombre fue inesperada para ella. Sin previo aviso, le cogió de los tirantes de la camiseta e intentó bajárselos. Ella le detuvo con las manos.
- ¡Eh, eh! – Se quejó.
El hombre se detuvo. En lugar de insistir, se quitó su túnica y quedó completamente desnudo delante de ella. A la joven, o Licki, como acababan de bautizarla, se le fueron los ojos a su entrepierna. Le entró una ligera calentura al ver el tamaño de su miembro. Se percató entonces de que el resto de gente a su alrededor también se estaban quitando sus túnicas y quedándose en total desnudez. En otra situación se habría puesto nerviosa, pero había algo flotando en el ambiente que la calmaba. Era un olor que emanaba de la hoguera, y que hacía que Licki se relajase. Su mente le pedía dejarse llevar, y su cuerpo finalmente accedió. Licki bajó las manos que seguían sujetando su camiseta.

domingo, 4 de septiembre de 2022

Una novia bien entrenada



La noche empezó con mi amigo Luis y yo tomando una copa en la terraza de un pub, mientras esperábamos a que llegara Mario. Habíamos llegado un poco antes de la hora acordada y habíamos aprovechado para pedir la primera bebida de la noche. A las once y media de la noche llegó puntualmente el que faltaba, pero no esperábamos que llegase acompañado. Nos saludó alegremente con un abrazo a cada uno. Luego se giró hacia su acompañante.
 - ¿Os acordáis de Silvia?
 - Claro. Hola, Silvia. - Respondí yo, dándole dos besos educadamente.
Y tanto que nos acordábamos de Silvia. Era la tremendamente sexy e increíblemente guapa novia de nuestro amigo Mario. Nos alucinó desde que la conocimos. Aquella noche llevaba un top rosa y negro cortito, que le dejaba el ombligo a la vista, y con mucho escote. También vestía una minifalda negra y tacones. El pelo castaño y liso le caía por la espalda. Sus labios pintados de rojo nos derritieron tanto a Luis como a mí en cuanto nos sonrió.

Tras pedir unas copas para ellos, se sentaron con nosotros. Yo intentaba prestar atención a las novedades que nos contaba Mario, pero mi atención se desviaba continuamente al escote de su novia Silvia. Tenía unos pechos muy grandes y bien puestos, y los lucía descaradamente. Yo daba tragos ocasionales a mi ron-cola y asentía disimuladamente, haciendo esfuerzos por distraer mi mirada de aquella diosa. Creo que a Luis le pasaba exactamente lo mismo. Sin casi darnos cuenta, ambos nos acabamos la bebida.
 - Vaya ritmo lleváis, eh. - Bromeó Mario. - Tendremos que ponernos al dia, ¿no, cariño?
 - Qué remedio... - Respondió ella, sonriente.
Se acabaron lo poco que quedaba de sus copas de un trago y, en seguida, Mario se giró hacia el camarero y le pidió otra ronda. La situación mejoraba cuando éramos Luis o yo los que hablábamos, centrándonos en nuestra charla o en escuchar al otro. Sin embargo, volvió a complicarse cuando Silvia nos contó sobre su trabajo de monitora de gimnasio. Pese a que sus ojos verdes eran preciosos, mi mirada caía hacia su escote una y otra vez. Me dio la sensación de que se dio cuenta en un par de ocasiones, pero debía de estar acostumbrada a ello pues ni se inmutó.

Ya llevábamos unas cuantas copas encima cada uno cuando a Silvia le apeteció entrar al pub a bailar.
 - ¡Ya vale con estar aquí sentados! Vamos a movernos un poquito, ¿no?
Me dedicó una mirada mientras decía eso que me provocaron toda clase de pensamientos sucios. A los tres nos pareció bien, así que pagamos las consumiciones y nos metimos dentro del local. En cuanto se escuchó la música, Silvia empezó a moverse sensualmente. La pista de baile estaba abarrotada. Nos abrimos paso como pudimos y nos quedamos en el primer hueco habitable que encontramos. Mario agarró a su novia y se pusieron a bailar. Luis y yo también bailábamos. El nivel de alcohol en sangre era el adecuado para no sentir vergüenza ninguna. De vez en cuando, Silvia se arrimaba para bailar conmigo. La música que sonaba incitaba a bailar muy pegados, pero Silvia no parecía tener problema con ello. Pegaba su culo a mí y lo restregaba por mi paquete al ritmo de la música. A Mario tampoco parecía importarle, pues nos veía claramente y se limitaba a sonreír. Eso me relajó, así que yo también comencé a pegarme a ella. Silvia también bailaba con Luis, que puso la misma expresión incómoda que yo al principio, hasta que se soltó. Así, Silvia iba de uno a otro bailando con todos.

domingo, 24 de julio de 2022

Volvemos a encontrarnos



Otro de tantos aburridos eventos de negocios. Estaba harto de ellos. Conversaciones políticamente correctas, sonrisas por compromiso… Todos eran iguales. Todos, excepto… Cuando aparecía ella. Aquella noche, como un ángel que se presenta cuando se le necesita, apareció de nuevo.


Un destello de color entre tanto triste gris. Un elegante vestido azul ceñido a una esbelta figura, con tirantes en los hombros y cayendo hasta las rodillas. Un reluciente cabello negro, ligeramente rizado, a la altura de los hombros. Unos ojos azul claro, a juego con el vestido.


Unas exuberantes curvas que me eran muy familiares. Una mujer de la que no sabía siquiera el nombre, pero de la que conocía hasta el último lunar de su cuerpo. Hacía mucho tiempo desde la última vez. Su simple imagen fue un disparador para mi libido.

domingo, 17 de julio de 2022

Segundo premio en la 1ª Edición del Concurso de Relato Erótico especial Twitter

El pasado 12 de julio de 2022, mi relato "Volvemos a encontrarnos" quedó en segunda posición en la "1ª Edición del Concurso de Relato Erótico especial Twitter", organizado por Sex Academy.


De entre todos los relatos que se presentaron, el jurado del concurso eligió a los que consideró los tres mejores. Como indicaban sus bases (ver aquí), para la elección se tuvo en cuenta "la calidad literaria, la psicología de los personajes, la tensión narrativa y el potencial erótico de la obra junto a posibles imágenes o GIFs incorporados".


Una vez elegidos los tres finalistas, se hizo una encuesta en Twitter donde fue el público quien votó. Mi relato "Volvemos a encontrarnos" fue el segundo más votado.



Si alguien de los que me votaron está leyendo esto... ¡Muchas gracias!