Todos los relatos que aparecen en este blog han sido escritos por mí. Ninguno ha sido copiado de ninguna otra web de relatos y se ruega que, del mismo modo, tampoco sean copiados (excepto consentimiento expreso). Gracias.

martes, 16 de diciembre de 2014

El casting anal



- Adelante, pase.
Lucía entró en aquella oficina y cerró la puerta tras de sí.
- Tome asiento. – Dijo el hombre sentado a la mesa, señalando una silla con un gesto con la mano. – Gracias por presentarte al casting Lucía.
- Un placer.

Tras una rápida presentación, el director del casting le hizo algunas preguntas relacionadas con el papel al que aspiraba Lucía. Y una vez terminadas las preguntas, le dio una hoja de papel y le pidió que hiciera una breve interpretación del guión. Lucía lo hizo, y bastante bien. Sin embargo, la cara del director no presagiaba nada bueno.
- Vale, bien. Te llamaremos. – Dijo al final con resignación.
- Bueno… ¿He estado bien?
- La verdad es que no me convence tu interpretación, pero tal vez te llamemos para una segunda audición.
- Espera… Puedo ser más convincente…
- Lo siento, con lo que he visto es suficiente.
- No me refería a eso…
- ¿Qué crees que puedes hacer que me convenza de darte el papel?

El director ya se imaginaba por donde iban los tiros. Lucía fue hasta donde estaba sentado él y acaricio sus piernas mientras se ponía de rodillas. En el rostro de aquel hombre se dibujó una sonrisa. Lucía le bajó los pantalones y los calzoncillos y sin vacilar se metió la polla en la boca. Notó como poco a poco iba creciendo en su boca, hasta llegar a alcanzar un tamaño impresionante. El director cogió a Lucía de la cabeza y la movió bruscamente empujando hacia abajo constantemente.
- Vamos… Toda… Así… - Gruñía el hombre.
Lucía se contenía las arcadas como podía. Cada vez que empujaba su cabeza ella notaba su inmensa polla inundando su garganta. Aun así, la polla no llegaba a entrar entera en su boca. El director parecía intentarlo una y otra vez.
- Entera… Vamos…
Empujó con fuerza la cabeza de Lucía contra su entrepierna. Lucía apretó los ojos mientras notaba la polla más y más dentro en su garganta hasta que sus labios inferiores tocaron los huevos del hombre. El director la mantuvo así dos o tres segundos y luego la cabeza de Lucía salió disparada con fuerza hacia fuera buscando oxígeno. Respiró a bocanadas recobrando aire.

Él no le daba un respiro.
- Lame los huevos… - Ordenó.
Ella obedeció. Usó su lengua para recorrer centímetro a centímetro los testículos de aquel hombre, para luego meterse en la boca uno y después el otro.
- Parece que te estoy haciendo cambiar de opinión, ¿verdad?
- ¡Jajajajaja!
Una tremenda risotada no era lo que Lucía se esperaba.
- Cariño, ¿sabes cuántas aspirantes a actrices vienen a mi oficina a comerme la polla por un papel?
La cara de Lucía sin duda evidenciaba que no era lo que esperaba oír.
- Tendrás que hacer algo más.
Lucía siguió adelante en su empeño por conseguir el papel. Apartó los pocos papeles que había sobre la mesa de la oficina y se tumbó en ella abriendo las piernas. El director se levantó y, con los pantalones por los tobillos, se colocó entre sus piernas. Pasó la mano por debajo de la falda que llevaba Lucía y estiró de sus bragas hasta quitárselas. Después hundió su pelvis entre las piernas de Lucía penetrándola.

Se folló a Lucía sobre la mesa de su despacho durante un buen rato. Era tremendo el aguante que tenía aquel hombre. La metía entera, la sacaba, la volvía a meter entera… Y todo a una velocidad endiablada. Se estaba follando a Lucía con rabia. De vez en cuando el hombre paraba a coger fuerzas. Sacaba la polla de dentro de Lucía, golpeaba con ella un par de veces su coñito húmedo, y luego volvía a meterla para seguir penetrándola.
- Date la vuelta. – Dijo el hombre después de un rato.
Lucía giró su cuerpo, apoyó los pies en el suelo y las tetas en la mesa, dejando el culo respingón a disposición del director del casting. Ella notó la punta de su polla apoyándose en su ano y casi da un brinco del susto. Por aquella época Lucía aún era virgen del culo.
- ¡Eh! ¡Eh! ¡Espera! ¡Espera!
- Vamos, cariño, con cuidado…
- ¡No! No, no… Por ahí no. Nunca lo he hecho por ahí.
- Si me dejas no habrá una segunda ronda de castings, te doy el papel directamente.
- Es que… - Lucía meditó muy bien la situación. – Pero con cuidado, por favor. Es la primera vez que…
No había acabado la frase y aquel hombre ya estaba empujando su polla dentro del culo de Lucía, la cual no pudo acabar de hablar y soltó un tímido grito de dolor.
- ¡Con cuidado, joder!
Él no dijo nada. Lucía notó como su culo ardía con tal polla gigante dentro.

A la tercera embestida la polla el director del casting ya entraba en el culo de Lucía hasta los huevos. Ella notaba como si la partieran en dos. Por mucho que se quejara Lucía, aquel hombre seguía embistiéndola por detrás sin piedad. Los gritos de dolor de Lucía cada vez eran más fuertes. El hombre recogió las bragas de Lucía que había dejado en el suelo y se las metió en la boca para silenciarla. Ella se dejó, estaba concentrada en aguantar el sufrimiento que le llegaba en forma de sexo anal.
- Ahí, ahí… Por el culo… Te gusta, ¿eh? – Gruñía él entre jadeos.
- No… Dios, duele mucho… Me estás partiendo en dos…
Al hombre no le importaban las ligeras lágrimas que brotaban de los ojos de Lucía. Él la agarraba de la cintura y le daba por culo a su antojo. Su gran polla rozaba con las paradas del estrecho culo de Lucía provocándole un gran placer. Lucía, en cambio, sentía como si la estuvieran empalando. Levantó la mirada y vio su reflejo en la pantalla del ordenador que había en la mesa. Se veía a sí misma con el rímel corrido y cara de dolor, y detrás al hombre sudando y con una expresión agresiva y de placer en el rostro. Ella solo esperaba que el hombre se corriera cuanto antes. Sin embargo, el director estaba aguantando como un campeón. Cada minuto más de placer para él era un minuto más abriéndole el culo a Lucía.

Entonces él se recostó sobre el cuerpo de Lucía. Ella notó su respiración en la oreja, y su pecho pegado a su espalda. Oía sus jadeos a milímetros de su oído. No se podía creer que ese sudoroso desconocido le estuviera desvirgando el culo. Y además sin ningún miramiento. Lucía apretaba los dientes con fuerza y solo pensaba en que llegara rápido el momento en el que aquel hombre le inundara el culo con su semen. Pero él tenía otros planes. Sacó las bragas de la boca de Lucía y las lanzó al suelo.
- Arrodíllate… Trágatelo todo…
Ella, dolorida, se agachó como pudo. En cuanto abrió unos centímetros la boca el director le metió la polla de golpe. Cogiendo a Lucía de la parte posterior de su cabeza, la movió fuerte hacia adelante y hacía atrás hasta correrse.
- ¡Todo para ti, guarra!
A Lucía no le gustó oír eso. Con la tremenda polla del hombre en la boca sin parar de moverse, notó como se inundaba de semen. No paraba de salir leche.
- Trágatelo todo…
Lucía tragaba como podía, casi atragantándose con tanta corrida. Había tanta que unas gotas brotaban por la comisura de su labio. Cuando por fin el hombre dejó de eyacular, ella consiguió tragar todo lo que tenía en la boca. El director soltó su cabeza y agarró su polla para luego dar un par de bofetadas con ella en la cara de Lucía, que cogía aire.

Después de volver a ponerse los pantalones, aquel hombre le dio un pañuelo a Lucía y se sentó en la silla exhausto. Ella se limpió los restos de esperma de su boca y se arregló un poco el rímel corrido bajo sus ojos. Lucía buscó sus bragas por la oficina. Él las vio bajo la mesa y las cogió.
- Eh. – Se limitó a decir, para después lanzarle las bragas. – El lunes empiezas. Llama mañana a la oficina para más detalles.
- Muchas gracias… - Contestó ella tímidamente, mientras se ponía las bragas.
- ¡Gracias a ti, rubia! – Exclamó él dándole una sonora palmada en el culo.

El hombre salió de la oficina y desapareció. Tras recolocarse la ropa, Lucía también salió de la oficina. Con el culo destrozado y doliéndole, fue al baño a maquillarse. Cuando ya estuvo presentable salió del baño para irse a casa. Entonces se cruzó con una mujer.
- Hola, ¿vienes al casting? – Le preguntó la señora.
- Sí, pero ya lo hecho, gracias. - Contestó Lucía acariciando disimuladamente su dolorido culo.
- ¿Cómo que ya lo has hecho?
- Sí, ya he estado hablando con el director del casting en su oficina.
- Señorita, yo soy la directora del casting.



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