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lunes, 30 de marzo de 2015

Mi prueba de iniciación


Era mi primer año de universidad y estaba decidido a entrar en la fraternidad Sigma Epsilon Xi. Había oído hablar de las increíbles fiestas que daban y, sobre todo, del ambiente cargado de sexo que siempre rodeaba a sus miembros. Los miembros de Sigma Epsilon Xi disfrutaban de una intensa vida sexual con las chicas de otras sororidades, principalmente con las impresionantes mujeres de la sororidad femenina Pi Alfa Mi.

El estudiante o la estudiante que entraba en Sigma Epsilon Xi sabía perfectamente lo que le esperaba. Sexo, mucho sexo. El sexo entre sus miembros era algo casi cotidiano, sin necesidad de emparejarse unos con otros. Fiestas salvajes, olimpiadas sexuales, ceremonias en busca de batir algún récord sexual… La vida en esta fraternidad era así de alocada.

Pi Alfa Mi, sin embargo, solo aceptaba mujeres. Y no cualquier mujer. Toda mujer de esa sororidad tenía un físico impresionante y unas excelentes habilidades para producir placer. Las Pi Alfa Mi están tan dispuestas a disfrutar del sexo como cualquier miembro de Sigma Epsilon Xi. Era costumbre entre ellas pasearse por la residencia de la sororidad en ropa interior o incluso completamente desnudas, y las orgías lésbicas estaban a la orden del día. La bisexualidad era un requisito indispensable para ser miembro. Casi lo primero que pregunté fue sobre el nombre de la sororidad. No había necesitado ayuda para comprender que la fraternidad a la que intentaba acceder se llamaba Sigma Epsilon Xi por ser las siglas en el alfabeto griego de SEX, sin embargo el por qué de Pi Alfa Mi se me escapaba. ¿PAM? Pues resulta que son las siglas de “coño”, “culo” y “boca” en inglés (pussy, ass, mouth), los tres agujeros que toda perteneciente a Pi Alfa Mi debe tener disponibles para su uso.