Todos los relatos que aparecen en este blog han sido escritos por mí. Ninguno ha sido copiado de ninguna otra web de relatos y se ruega que, del mismo modo, tampoco sean copiados (excepto consentimiento expreso). Gracias.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Autoestopistas


Mi amiga Silvia y yo caminábamos lentamente por un lado de aquella carretera nacional. El cansancio hacía mella en nosotros, pero teníamos que llegar al siguiente pueblo antes de que anocheciera. La magnífica idea de hacer un viaje a base de autoestop sonó divertida en un primer momento, pero ahora estábamos fatigados y la localidad más cercana estaba bastante lejos. Las mochilas que llevábamos a la espalda parecían cada vez más pesadas. El sudor resbalaba por nuestras frentes así como por el pecho de Silvia, humedeciendo sus jóvenes pechos.

Silvia era una buena amiga mía, pero solo eso. Ella era indudablemente una chica muy guapa y con buen cuerpo, pese a no tener mucho pecho. Su impresionante culo era lo mejor de ella. Su bonito pelo castaño ondulado estaba ahora recogido en una coleta para evitar tener más calor. Pese a todo, entre nosotros nunca había habido nada ni había expectación de que ocurriera en un futuro. Simplemente éramos amigos que nos llevábamos de fábula. Tanto era así que aunque al resto del grupo no les gustó la idea del viaje en autoestop, Silvia y yo decidimos hacerlo igualmente por nuestra cuenta.

De repente, a lo lejos se oyó el motor de un coche. Nos giramos hacia atrás esperanzados, con la mirada iluminada. Efectivamente, un coche se acercaba a nosotros a lo lejos. Nos acercamos todo lo que pudimos a la carretera sin invadir el carril y levantamos el pulgar, gesto mundialmente conocido de que necesitas que te lleven. Afortunadamente, el coche redujo la velocidad cuando nos vio hasta pararse a nuestro lado, seguramente incentivados por Silvia, una chica atractiva vistiendo unos shorts vaqueros y una camiseta anudada por encima del ombligo.

Dentro del coche iba una pareja de unos 30 años. Silvia se fijó en el conductor, un moreno guapete de pelo corto, barbita y piercing en la nariz. Yo me fijé en la copiloto, una bella mujer muy tatuada de pelo castaño y corto, con dilataciones en ambas orejas, un piercing en el frenillo de la boca y el llamado septum (en el interior de la nariz). Algo que me llamó mucho la atención fue un enorme tatuaje en el pecho, justo por encima de sus grandes tetas apenas cubiertas con un top. Era una pareja muy atractiva. Tras explicarles que necesitábamos llegar al próximo pueblo, aceptaron sin reparos en llevarnos. Tanto Silvia como yo respiramos aliviados  al soltar todo nuestro lastre en el maletero de aquel coche y sentarnos en los cómodos asientos traseros. Hicimos entonces las pertinentes presentaciones antes de contar nuestras respectivas historias. El conductor se llamaba Obrayan, y la copiloto era su pareja, Betty.

Durante el viaje, Betty y yo manifestamos nuestro sueño, así que paramos para que Silvia y Betty cambiaran de posiciones y pudiéramos dormir tranquilos detrás mientras alguien daba conversación al conductor. En cuestión de minutos Betty y yo dormíamos en la parte trasera del coche. Obrayan y Silvia conversaban mientras el primero conducía. El conductor se fijó entonces en que el aire acondicionado del coche estaba haciendo efecto en Silvia, que tenía los pezones tan duros que se le marcaban. Disimuladamente, Obrayan había cambiado la orientación del retrovisor para poder observar los pechos de Silvia. Esos pezoncitos marcados le estaban volviendo loco. La mano de Silvia acariciaba su propia pierna con dulzura, y Obrayan ya no sabía qué hacer para fijar la mirada en la carretera. Entonces fue ella la que se percató de algo en él: un gran bulto en su entrepierna. La chica se asombró ante un bulto tan prominente. Aprovechó que era el momento idóneo y se lanzó a hacer algo que llevaba deseando desde que había subido al coche. Pasó la mano por la pierna de Obrayan hasta llegar al marcado bulto, mientras con una sonrisa en la cara decía suavemente:
- Habrá que agradeceros el viaje de alguna forma…
Obrayan se limitó a esbozar una sonrisa de complicidad viendo que Silvia le desabrochaba el pantalón y sacaba su enorme polla por la bragueta. Silvia se quedó unos segundos perpleja observando la gigantesca polla que tenía entre las manos, coronada por un piercing en la punta.
- Interesante… - Masculló mientras toqueteaba el piercing.
- Pues sabe mejor que se ve. – Bromeó él.
- Eso habrá que verlo.
Silvia agachó la cabeza hasta llegar a introducirse el glande de Obrayan en la boca. Ahora jugueteaba con el piercing pero con la lengua.

Dada la simplicidad de la carretera y la ausencia total de otros vehículos, Obrayan se podía permitir el lujo de conducir con una mano y acariciar el sedoso pelo de Silvia con la otra. Ésta tenía buena capacidad de garganta, pero aun así lo máximo que conseguía meterse en la boca era media polla. Obrayan dejó de acariciar su pelo para meter la mano bajo sus pantalones vaqueros y braguitas acariciando su coñito.
- Luego tengo que probarlo. – Dijo él refiriéndose al coño de Silvia.
- Primero déjame disfrutar de esto. – Replicó ella casi sin sacarse su polla de la boca.
Tras mi reconfortante sueño abrí un ojo lentamente. Tardé un instante en darme cuenta de lo que estaba pasando.
- Vaya con Silvia… - Es todo lo que salió de mi boca.
Betty también se despertó y ambos observábamos la mamada que Silvia le estaba haciendo a Obrayan.
- Dos también pueden jugar a ese juego. – Advirtió Betty.
Acto seguido me estaba quitando el pantalón y los bóxers. Se inclinó hacia mí y se metió en la boca mi polla flácida. Mi pene, aún dormido, entraba entero en su boca. Poco a poco Betty fue notando cómo mi polla se engrandecía y se ponía dura en su boca, hasta transformarse en una auténtica piedra. Mi mirada alternaba entre lo que ocurría en mi entrepierna y la insólita imagen de mi amiga chupándole la polla a un desconocido.

Seguimos así hasta que Obrayan decidió que teníamos que parar el coche. Nada más detener el coche en el arcén, Obrayan salió del coche y lo rodeó hasta llegar a la puerta del copiloto y abrirla. Quitó rápidamente los shorts y las braguitas a Silvia y abrió sus piernas con las manos. Su coño estaba ya húmedo, sin duda la mamada la había puesto cachonda. Sin pensárselo, Obrayan hundió su cabeza entre las piernas de Silvia, quién no pudo contener un dulce gemido al notar la lengua de éste en su coño.

Por mi parte, seguía con Betty amorrada al pilón. Mi polla entraba y salía entera de su boca a una velocidad endiablada. La saliva de Betty resbalaba por mi miembro y goteaba por mis huevos, los cuales de vez en cuando recibían suaves lametazos. Empujando su cuerpo hacia atrás recosté a Betty en aquel asiento trasero para luego quitarle los pantaloncitos y el tanga a la misma velocidad con la que antes Obrayan se lo había quitado a Silvia. Un coño perfectamente depilado apareció ante mí. Apareció también un nuevo tatuaje, una huella de perro en la zona pélvica. El cuerpo de Betty estaba lleno de tatuajes. Sin dudarlo, imité a Obrayan y hundí mi cabeza entre las piernas de su chica. Ese coñito estaba delicioso.

Mientras mi lengua recorría el interior del coño de Betty, podía oís sus gemidos de placer, así como los de Silvia. Obrayan ponía empeño en satisfacer oralmente a Silvia, y yo intentaba hacer lo mismo con Betty.
- Ven, que te voy a follar. – Dijo sin reparos Obrayan, cogiendo a Silvia del brazo.
- Yo también quiero. Quiero que me la metas. – Susurró Betty entre gemidos.
Entonces me reincorporé y me senté en el asiento mostrando mi bien dura polla, aún empapada de babas de Betty. Ella se sentó encima de mí y poco a poco mi polla fue entrando en su coño hasta que desapareció por completo. Una vez así, Betty tiró hacía arriba de su top y se lo quitó junto con su sujetador. Sus hermosas y grandes tetas quedaron colgando frente a mí. Mis manos fueron directas a sus pechos, masajeándolos, apretándolos, pellizcándolos. Luego mi boca hizo lo mismo, lamiendo y mordiendo sus pezones.

Mientras ocurría todo esto, Obrayan había llevado a Silvia delante del coche. Le había quitado la camisa y el sujetador dejando libres sus preciosas tetitas, y bruscamente la había apoyado contra el capó aún caliente. Luego, usando un pie había separado las piernas de Silvia para abrirse paso y poder al fin penetrarla.

Boing, boing, boing. Las tetas de Betty botaban en mi cara al ritmo de su cabalgada. Saltaba sobre mí con mucha energía. Mientras ella movía su cintura con buena técnica follándome a placer, por encima de su hombre podía ver a mi amiga Silvia empotrada contra el capó del coche y siendo embestida desde atrás. Fuertes embestidas de aquel hombre que estaban enrojeciendo las pálidas nalgas de Silvia. Desde mi perspectiva veía mechones de pelo castaño de clara balanceándose por su cara de gozo siendo follada.
- Fóllame como a ella. – Señaló Betty.
Salimos del coche y fuimos a la parte delantera, donde Betty se apoyó en el capó al lado de Silvia, en su misma posición. Comencé a follármela en esa posición. Un divertido tatuaje de Piolín decoraba el bonito culo de Betty. Por un momento, mi mirada se cruzó con la de mi amiga, cuando yo miraba cómo la follaba Obrayan y ella miraba cómo me follaba yo a Betty. Las miradas se desviaron en seguida dado lo incómodo de la situación.

Tras unos minutos así, sin previo aviso Obrayan gritó “¡Cambio!”. Me colocó a mí detrás de Silvia y él se puso detrás de Betty y la penetró sin perder tiempo. Silvia y yo nos miramos, sin saber qué hacer. La situación era rara y no sabíamos si dejarnos llevar. Finalmente, noté la mano de mi amiga agarrándome la polla, y fue el empujoncito que necesitaba para animarme. Tiré para adelante y metí mi polla con cuidado en el delicado coño de mi amiga Silvia. Ella suspiró, pero me tranquilizó ver que sonreía.

Estaba disfrutando mucho del coñito de Silvia. Obrayan y yo movimos un poco a las chicas y quedaron a cuatro patas en el arcén de aquella carretera intransitada. Silvia y Betty estaban cara a cara y, como leyéndose la mente, se fundieron en un intenso beso mientras los hombres las follábamos.

El sol ya se estaba escondiendo y no hacía el mismo calor que antes, pero aun así nuestros cuerpos sudaban. Tanto me dejé llevar que cogí a Silvia, fui hasta un asiento del coche y me senté, arrodillándole frente a mí. Silvia me miró con una mueca mezcla de sorpresa, incredulidad y picardía. Sin embargo no se echó atrás y me la chupó. El sedoso pelo castaño de Silvia acariciaba mis piernas al tiempo que ella masajeaba las paredes de mi miembro con los labios. Luego dedicó un poco de tiempo a los huevos. Lamiéndome los huevos, Silvia clavó sus ojos en los míos. Fue una mirada muy rara. Yo seguía encontrando incómoda la situación entre mi gran amiga y yo, pero lo estaba disfrutando increíblemente.

Entonces apareció Betty. Se inclinó junto a Silvia, pero con el culo en alto para que Obrayan pudiera seguir follándola. Las lenguas de las dos mujeres se encontraron en mi polla. No sabía que era más excitante, que dos increíbles mujeres estuvieran compartiendo mi polla, o la guarrería con la que se miraban Silvia y Betty mientras mezclaban sus salivas en mi miembro. Después de repartirse los lametones al tronco de mi polla, Silvia se la metió en la boca y Betty bajó a los huevos. Estaba haciendo tremendos esfuerzos para no correrme.

Las dos chicas se giraron, Betty quedando arrodillada y Silvia sentada sobre mi polla, pero ambas con la cara frente a la polla de Obrayan. Como antes habían hecho conmigo, ahora disfrutaban juntas de su gran polla, y Silvia movía la cintura follándome al mismo tiempo. Las dos mujeres babeaban la enorme polla de Obrayan. La chupaban a turnos, y de vez en cuando se besaban entre ellas. Aproveché esos momentos para masajear y palmear el culo de Silvia. Luego el de Betty. Y finalmente alargué las manos para tocar las pequeñas pero bien firmes tetas de mi amiga. Betty se esforzaba tremendamente chupando la polla de su chico. De hecho, en algunos momentos conseguía metérsela completamente en la boca, ante la atónita mirada de admiración de Silvia.
- Te he entrenado bien. – Bromeó Obrayan después de una de esas ocasiones.
- A ella le falta entrenamiento. – Respondía Betty, y empujaba la cabeza de Silvia para meterle la polla en la boca con fuerza.
Obrayan se llevó a Silvia al otro lado del coche y se sentó como yo en el asiento. Silvia se sentó encima suyo, pero esta vez de cara a él, y la penetró por completo. Silvia ponía una mueca provocada por el gran tamaño de su miembro, que ahora tenía entero dentro de su cuerpo. Pero eso no le impidió empezar a moverse y disfrutarlo.

Yo me había quedado al otro lado con Betty, quien ahora me empujaba hasta hacer que me tumbase en el interior del coche. Ella se subió encima y cogió mi polla con la mano para dirigirla a su coño. Luego con un movimiento de cadera se la metió dentro. Yo ya estaba exhausto y no iba a tardar en correrme. Betty gemía y se movía con energía encima de mí, restregando sus tetas por mi pecho.

Poco tiempo después mi aguante llegó a su fin. Se lo hice saber a Betty.
- Me voy a correr…
- ¿Te vas a correr?
- Sí…
- ¿Dónde quieres correrte?
Yo me quedé unos segundos dudando dónde me apetecía correrme.
- Vamos, ¿dónde quieres correrte?
- En tu boca… - Contesté al fin.
Betty sonrió.
- Mmmm… Qué bien… Quieres que me trague tu leche, ¿no?
- Sí… - Yo ya solo jadeaba.
- Será un placer tragarme toda tu corrida.
Betty se echó hacia atrás, arrodillándose en el suelo fuera del coche y cogiéndome la polla para pajearla. Noté que me iba a correr y me incorporé rápidamente. Betty no se la metió en la boca a tiempo y el primer chorro cayó en su cara, cruzándola desde la barbilla hasta el pelo. Sin embargo, el resto de la eyaculación la descargué mientras ella me la chupaba. Casi podía notar su húmeda lengua recibiendo mi caliente esperma. Betty no se limitaba a dejar mi polla en su boca mientras me corría, sino que la seguía chupando de arriba a abajo, e incluso succionaba para sacar lo máximo posible.

Cuando hube acabado Betty se la sacó de la boca. Seguía pajeándome con la mano, pero ahora lenta y cuidadosamente. Me sonreía y yo veía mi semen fluyendo entre sus dientes. Sin dejar de sonreír se tragó toda mi corrida de un solo trago. Lamió juguetonamente mis huevos descargados diciendo:
- ¿Queda algo aquí o he podido sacarlo todo? Jijijiji.
- Arrodíllate, zorra. - Se oyó desde el otro lado.
Fuimos allí a observar cómo acababa aquella escena. Silvia obedecía arrodillándose en el sucio asfalto y Obrayan le metía entonces la polla en la boca con fuerza. Los ojos llorosos de Silvia miraron en nuestra dirección para darse cuenta de que Betty y yo estábamos de pie mirando cómo Obrayan le follaba la boca. Betty aún tenía un latigazo de mi corrida en su cara.

Obrayan cogía a Silvia con fuerza de la cabeza y metía y sacaba la polla de su boca todo lo que podía. Se oían ruidos gargantiles, e incluso arcadas, cada vez que Obrayan intentaba metérsela entera. Silvia notaba el piercing de Obrayan rascándole la garganta. Ella nunca había tenido una experiencia así, pero le ponía extrañamente cerda. La saliva provocada por aquella dura follada bucal caía de la boca de Silvia, resbalaba por su cuello y mojaba sus tetas. Finalmente Obrayan sacó la polla de la garganta de Silvia. Con una mano la cogía con firmeza del pelo y con la otra se pajeaba apuntando directamente a la cara de mi amiga. El semen salió disparado impactando sobre su rostro. Silvia emitió un leve grito. Obrayan apoyó la punta de su polla en la mejilla de Silvia y siguió corriéndose. Cuando hubo terminado, la metió en la boca de Silvia para limpiar las últimas gotas y soltó a la chica.

Yo me quedé estupefacto mirando a mi amiga allí arrodillada con la cara llena de corrida. Betty, que no había parado de acariciarse el coño mientras presenciábamos la escena, se arrodilló junto a Silvia y la besó. Restos de mi semen y el de Obrayan se entremezclaron en sus bocas.




Este relato está inspirado en la pareja swinger Betty y Obrayan, y está dedicado a ellos.











2 comentarios:

  1. Repito lo ya dicho en Twitter, se me ha puesto la polla muy dura al leer el relato! Vaya imaginación cerda y morbosa que tiene Juan... Eres un fenómeno del bolígrafo, y de las folladas a buenos samaritanos jajajaja. Abrazos!

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  2. Me ha encantado! Muy morboso, explícito y no le falta ningún detalle.
    Bravo Juan, eres un crack ;)

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