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lunes, 20 de octubre de 2014

Masturbación en compañía


Era una tarde cualquiera. Mi amiga y compañera de clase Julia y yo nos encontrábamos en medio de un maratón de estudio en mi casa. Al día siguiente teníamos examen y, como muchas otras veces, nos reuníamos en casa de uno de los dos para aunar fuerzas.

Julia era una chica muy atractiva, y aunque siempre hemos sido muy cercanos, nunca ha surgido entre nosotros la chispa sexual. La verdad es que, mientras estudiábamos, muchas veces se me iba la mente e imaginaba las mil posturas que haría con ella en la cama de mi habitación. Sin embargo, sentados en sillas frente a mi escritorio, debía concentrarme en el estudio.

Cuando llevábamos un rato estudiando empecé a sentir hambre.
- Voy a hacerme un sándwich, en seguida vuelvo. ¿Quieres uno? – Pregunté.
- No, gracias. – Me contestó mi compañera con una sonrisa.

En cuanto volví a la habitación me quedé petrificado. Un vídeo se reproducía en mi ordenador ante la atenta mirada de Julia. Pero no un vídeo cualquiera, ¡era uno de mis vídeos porno! Los que más me gustan los suelo guardar para poder verlos en otro momento.
- No sabía que tenías vídeos de estos… - Comentó ella con media sonrisa.

Yo seguía petrificado, pero ahora además me estaba ruborizando.
- ¿Nos tomamos un descanso y lo vemos? – Sugirió para mi asombro.
- Vale. – Respondí aun avergonzado.
Nos sentamos los dos en la cama y Julia puso el vídeo desde el principio en la pantalla de mi ordenador de escritorio. Aunque nervioso, yo ya estaba un poco más relajado al ver que en vez de tacharme de pervertido o mirarme con asco, Julia compartía este tipo de gustos conmigo. La faceta sexual de Julia era algo que no conocía y por eso me sorprendió cada comentario suyo durante el vídeo, y más aun lo que vino después.

Al empezar apareció en escena una de mis actrices porno favoritas.
- Tori Black, me encanta esta actriz. – Dijo felizmente Julia.
- Y a mí… - Repliqué tímidamente.
El comentario abierto de Julia la calificaba como una consumidora habitual de porno, y pensar en ello me estaba poniendo cachondo.

El principio del vídeo era el típico inicio de escena porno, la mamada. Tori arrodillada frente a un hombre y chupándole la polla. Durante la felación Tori demostró su garganta profunda metiéndose toda la polla del actor en la boca, hasta tocar los huevos con el labio inferior.
- Tengo que aprender a hacer eso. – Comentó mi compañera.
Yo no dije nada y me quedé mirándola esperando que se animara a probar conmigo, pero ella seguía mirando el ordenador. También durante el sexo oral, Tori le comía los huevos al hombre mientras pajeaba su polla con las dos manos.
- Dios, me encanta hacer eso. Me pone muy cerda. – Volvió a comentar Julia.
Joder, solo de imaginarme a Julia lamiendo huevos me ponía peor. A cada comentario que hacía me ponía más cachondo.

El vídeo seguía reproduciéndose, y vi cómo la mano de Julia se movía tímidamente hasta su entrepierna y empezaba a rozarse. En la pantalla, Tori estaba tumbada boca abajo en la cama y el actor porno se la metía desde atrás.
- Mi postura favorita. Es increíble cómo sientes la polla entrando y saliendo de ti.
Mis ojos se abrieron al completo. Esto no podía estar sucediendo. Julia se descontroló y se desabrochó el pantalón para luego meter la mano por dentro de sus braguitas. Se estaba masturbando en mi habitación, delante de mí. Mi erección ya era más que evidente, y los gemidos de placer que empezó a soltar Julia ayudaban.
- A la mierda esto. – Dijo entonces Julia, para luego quitarse los pantalones y las braguitas.
El coñito perfectamente depilado de mi compañera de piso quedó a la vista. Y por si no fuera suficientemente impactante ver el coño, además descubrí un piercing en su clítoris. Impresionante. Se tumbó entonces en mi cama y se puso a masturbarse más en serio.
- ¿Te gusta mi piercing? – Preguntó con una sonrisa, y yo asentí con la cabeza.
Entonces me animé y decidí aprovechar la situación. Me quité también el pantalón y la ropa interior y me tumbé en la cama polla en mano. A Julia se le desvió la mirada del vídeo a mi polla solo un par de segundos. Después me miró a los ojos, y volvió a mirar la pantalla.

Comencé yo también a masturbarme, pero mi mirada iba casi exclusivamente a Julia, excepto cuando decía algún comentario guarro, que miraba al ordenador para ver a que se refería. Algunos de sus comentarios fueron: “Eso, tírale del pelo, mmm…”, “Pero azótale más fuerte. Que deje marca.”, “Dios, quien pillara esa polla…”, etc. La mano derecha de Julia la usaba para masturbarse, mientras que la izquierda la tenía metida por debajo de la camiseta, pellizcándose un pezón. Se mordía el labio de gozo. De vez en cuando sacaba los dedos de su interior para chuparlos. También jugueteaba con el piercing de su coño.

Llegamos al final del vídeo y Tori Black se arrodillaba frente al hombre.
- Córrete en su boquita, vamos. – Decía Julia masturbándose frenéticamente. – Échale la leche en la cara y en la boca… Venga…
Efectivamente, en el vídeo Tori Black recibió una tremenda corrida que mancho de blanco semitransparente su cara, y unos pocos chorritos cayeron en su boca.
- Trágatelo. Una buena zorra siempre se lo traga.
Esa fue quizás la frase que dijo Julia que más me impactó. Tori hizo lo propio y se tragó todo el semen.
- Qué rico… - Susurró Julia entre jadeos.
Segundos después el vídeo se acababa y la pantalla se quedaba en negro. Pero nosotros no habíamos acabado, aunque la escena porno se hubiera terminado, nosotros aún no. La verdad es que durante toda la masturbación estuve deseando que Julia se descontrolara y acabáramos follando dado el calentón. Sin embargo, seguimos así hasta el final.

Ahora que no había vídeo, nos masturbábamos uno enfrente del otro, mirándonos. Mirando a veces a la entrepierna y otras veces a los ojos. Julia había dejado de tocarse las tetas y pellizcarse los pezones, y ahora dos dedos de esa mano entraban y salían de su culo. Podía verlos perfectamente entrar por ese prieto orificio que era su ano.

Esa situación podía conmigo e iba a explotar. Julia lo notó.
- Córrete. Quiero ver cómo te corres. – Dijo sonriendo.
Yo me dejé llevar y eyaculé. El semen manchó la cama y mis manos. Julia tenía una amplia sonrisa en la cara.

Poco después le llegó el turno a ella. Apretó los dientes, tensó los músculos y se corrió. Se corrió mirándome fijamente a los ojos. Le ponía muy cerda que viera como se corría. Tuvo un fuerte orgasmo. Gemía mucho y soltó algún gritito pero intentó controlarse. Después de correrse, se retorció en mi cama, aun acariciándose y mordiéndose el labio. Yo observé la increíble escena aun pajeándome, con el semen cayendo por mis manos, sin perder detalle de los movimientos, sonidos o gestos de Julia.

Una vez estuvimos recuperados, nos limpiamos y vestimos sin decir nada. Luego Julia rompió el hielo.
- Esto no significa nada, eh. Estaba cachonda y no me podía concentrar en el estudio. Pero no quiere decir nada entre nosotros.
Yo me limité a asentir con la cabeza.

Más tarde, cuando acabamos de estudiar y se despidió en la puerta antes de irse, me dio dos besos y me susurró al oído:
- Ah, y envíame el vídeo. Me ha gustado mucho.

Pese a todo, más adelante acabó pasando lo que tenía que pasar y Julia y yo resolvimos la tensión sexual entre nosotros. Repetidamente. Pero eso ya son otras historias.


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