En el club lo pasamos genial
viendo todas aquellas esculturales mujeres. Íbamos un poco bebidos después de
toda la noche de fiesta, y eso hacía que estuviéramos más desenfrenados. Era
todo risas, mujeres desnudas, alcohol y amigos. Estaba siendo una noche genial.
Entonces empezó a sonar una nueva
canción y salió al escenario una increíble mujer anunciada bajo el nombre de
Noa. Apareció vistiendo únicamente lencería de color rojo pasión y unos
tacones. El público vitoreó a la bailarina. Nos quedamos estupefactos admirando
tal mujer semidesnuda. Fuimos a ponernos en la primera fila.
Noa era una mujer muy sexy. Era
alta, de piernas largas y bonitas, culo redondito y apetecible, tetas grandes y
firmes, y cabello largo y castaño. Un tatuaje de una larga planta con flores recorría
todo su cuerpo desde el tobillo izquierdo hasta casi el pecho derecho. Su
bonito rostro lo remataba un piercing bajo el labio inferior, en la parte
derecha.
La guapa stripper bailaba bajo la
atenta mirada de todos. Apuesto a que nuestras caras en ese momento era de
auténticos babosos. Tras unos minutos de sensuales contoneos se llevó las manos
a la espalda para desabrochar el sujetador y quitárselo lentamente. Con el
sujetador ya en el suelo, pudimos apreciar ese buen par de tetas que tenía Noa.
Ella misma se las tocaba y manoseaba para el deleite del público. Luego se
quitó también el tanga y, con él en la mano, se acercó a nosotros bailando. Me
miró mientras se agachaba y me pasó su tanga por la cabeza, dejándolo colgando
del cuello. Me guiñó un ojo y volvió al centro del escenario a seguir bailando,
ahora ya con su precioso coñito perfectamente depilado a la vista de todos. Cuando
acabó la canción, terminó también su baile, y despareció por detrás del
escenario.
Minutos más tarde Noa vino a la
mesa donde estábamos los amigos y yo. Bueno, los amigos menos el futuro novio,
al que le habíamos pagado un baile VIP. Noa llegó vistiendo de nuevo lencería
solamente, pero ahora de color negro. Vino a recoger su tanga, que aún colgaba
de mi cuello.
-
¿Os
ha gustado, chicos? – Dijo mientras recogía su prenda.
Todos
le contestamos que nos había encantado y un par de piropos más. Entonces Noa
dirigió su mirada hacia mí.
-
¿Te
apetece un baile privado?
La verdad es que ya me había
gastado un dineral para entonces. Pero ante la insistencia de mis amigos y el
cuerpazo de Noa decidí acabar la noche por todo lo alto. Ella sonrió y me llevó
de la mano hasta uno de los reservados para el baile. Entramos en esa salita,
totalmente aislados del resto del club. Había un asiento y un palo de estos
para los bailes de las strippers. Noa me sentó en el asiento y echó dos pasos
hacia atrás.
Comenzó otro baile sensual, pero
este más excitante, ya que era para mí. Cada movimiento lo hacía mirándome
fijamente a los ojos. Tardó poco en quitarse el sujetador y así poder gozar
viendo sus tetas. Ya las había visto antes, pero se me aceleró el corazón
igualmente. Tiró el sujetador a una esquina y se acercó hasta mi asiento. Se
sentó encima de mí, rodeándome con sus piernas y plantándome las tetas en la
cara.
-
Se
mira pero no se toca… - Me dijo al ver la cara que ponía.
Se levantó y siguió bailando.
Para entonces yo tenía una enorme erección. Inevitablemente mi mano acariciaba
mi polla por encima del pantalón. Noa sonrió y me dijo:
-
Adelante,
así te veo yo también, jijiji.
Movido por el alcohol y la
excitación me baje el pantalón y me saqué la polla ahí mismo. Estaba dura como
una piedra. Noa sonrió al verla. Me puse a pajearme mientras la veía bailar y
seducirme. Noa lo hacía con una gran sonrisa en la cara al ver que estaba
disfrutando. Se acercó de nuevo y se arrodilló frente a mí. Acercó la cara a mi
polla mientras me miraba a los ojos. La acercó tanto que podía notar su
respiración. Entonces se limitó a dejar caer saliva de su boca, la cual cayó
sobre mi polla, lubricándola mientras me pajeaba. Sonrió de oreja a oreja.
Noa siguió bailando a mi
alrededor. Se le notaba muy cachonda de verme masturbarme. En cierto momento se
puso detrás de mí, que seguía sentado en aquel cómodo asiento. Vi su mano
derecha pasar por mi lado desde atrás, hasta agarrar mi polla. Siguió ella con
la paja que yo me estaba haciendo en su honor. Mientras, desde atrás, su lengua
jugaba con mi oreja y de vez en cuando me soltaba alguna guarrada que me ponía
a mil.
Después de estar un poco pajeándome,
Noa no pudo aguantar más y se arrodilló frente a mí, pero esta vez sí que se
metió mi polla en la boca. Yo no me lo podía creer. No me lo esperaba. Pero ahí
estaba, la stripper cachonda, arrodillada y chupándome la polla. Y lo hacía de
maravilla.
Tras un rato de deliciosa mamada,
Noa me preguntó por un condón. Saqué uno de mi cartera y ella me lo puso a toda
prisa. Luego se puso sobre mí, se apartó las braguitas a un lado, y se sentó
sobre mi polla, que entró gustosamente dentro de su cuerpo. Noa movía la
cintura en círculos y botaba sobre mí. Sus tetas se movían frente a mi cara, y
aproveché para tocarlas y lamerlas. Buf, nunca me había follado a una stripper,
y esta estaba muy buena.
Cogí a Noa y la tumbé en el
suelo. Le di besos en el cuello y fui bajando hasta llegar a su entrepierna
chorreante. Le quité las bragas con los dientes, y las tiré a un lado. Metí mi
lengua en su coño y me puse a comérselo. Un delicioso coñito totalmente
depilado. Noa gemía y se retorcía en el suelo. Yo seguí dándole placer oral.
Habría seguido comiéndoselo más
tiempo pero me moría por seguir follándomela. Me situé entre sus piernas y
hundí mi polla profundamente en su cuerpo. Me follé con fuerza a la stripper en
el suelo de la sala privada. Tan fuerte la follé que en cosa de minutos tuvo un
tremendo orgasmo. Noa gritó escandalosamente. Dudé de si nos habrían oído, pero
supuse que la música habría camuflado el orgasmo. De todas formas no iba a
parar de follarme a Noa. Pensé en ir un paso más allá.
-
¿Por
detrás? – Le susurré al oído mientras seguía follándomela.
-
Dale…
- Me consintió ella.
Di la vuelta a Noa, poniéndola
boca abajo en el suelo. Le separé las piernas y apoyé mi polla contra la entrada
a su culo. Noa suspiró fuerte de las ganas que tenía. Yo empujé y penetré su
prieto culo. Un excitante gemido de placer salió de la boca de Noa. Agarraba su
pelo y empujaba su cabeza contra el suelo mientras embestía su culo con todas
mis fuerzas. Mi polla entraba y salía de su culo a gran velocidad, y el coñito
de la stripper chorreaba. Di por el culo a Noa un rato y no pude aguantar más.
Avisé de que me iba a correr. Me
levanté y me quité el condón. Noa se arrodilló y se sujetó sus grandes tetas
con las manos al tiempo que me pedía que me corriera sobre ellas.
-
Échamelo
todo.
Dos sacudidas después empezó a
salir semen de mi polla cayendo sobre las tetas de Noa. Me corrí bastante. Unos
cuantos chorros pintaron sus pechos. Cuando todo mi semen ya descansaba sobre
sus tetas, Noa succionó de mi polla las últimas gotas que quedaban.
Yo me desplomé fatigado sobre el
asiento. Noa guarreaba con mi semen, restregándoselo por las tetas. Luego lo
recogía con los dedos y se lo metía en lo boca. Se lamía las manos con los
restos. Recogió en su boca todo lo que pudo. Me miraba y me sonreía con mi
semen aún en la boca. Cuando se cansó de jugar con él, se lo tragó todo.
Noa vino hacia mí y me dijo:
-
A
este baile invito yo…
Cogió sus braguitas y su
sujetador y salió por una puerta trasera.
Este relato está inspirado en la gogo, stripper, actriz porno y webcamer Noa, y está dedicado a ella.
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