Al hacer su
entrada en la clase dejó boquiabiertos a todos los alumnos de género masculino.
Una preciosidad de mujer pese a los años que llevaba encima. Largo pelo castaño
recogido en un organizado moño, lujuriosos labios y bonitos dientes blancos.
Ese bello rostro lo remataban sus ojos azules escondidos tras unas gafas que le
dan ese punto intelectual que da morbo. Llevaba pequeños piercings en ambas
orejas, a parte de los pendientes comunes.
Vestía una
blusa negra con flores sobre una camisa blanca, dejando mucho escote, cosa que
pensé que iba a despistar a los alumnos. Un escote formado por dos grandes y
redondos pechos. A juego con las pulseras que llevaba en ambas muñecas, colgaba
de su cuello un curioso collar que era la envidia de la clase ya que bajaba
hasta enterrarse entre esas dos maravillosas tetas. Además, una cortita falda
rosa dejaba ver demasiado sus largas piernas, que terminaban en sus pies
vistiendo largos tacones negros. El pie derecho incluía un pequeño tatuaje. Era
una madurita pero estaba muy buena. Claramente era lo que en el porno llamarían
una MILF (Mother I’d Like to Fuck). En español MQMF (Madre Que Me Follaría).
Para cuando
la profesora llegó a su mesa, todos los hombres de la clase la habíamos
analizado ya por completo. Antes de sentarse escribió en la pizarra “Srta.
Rachel” e indicó que debíamos tratarla de usted. Se sentó y nos transmitió que
al ser el primer día debíamos completar una prueba de nivel. Durante la clase
pude ver cuando ella escribía que tenía tatuadas tres estrellas en los lados de
ambas manos. La verdad es que no sé cómo me saldría esa prueba, teniendo en
cuenta que miraba más a su escote que a la hoja de papel.
Ya en casa
no pude hacer otra cosa que fantasear con mi profesora de inglés, y desear
profundamente que llegara la siguiente clase (las cuales eran lunes, miércoles
y viernes) para volver a ver ese cuerpo.
Dos días
después volvía a estar sentado en mi pupitre observando a Rachel intentar
enseñarnos y mirándole ese trabajado culo que tenía cada vez que se agachaba a
por algo. Así estuve durante bastantes clases. Un día me llamó al acabar la
clase para repasar un ejercicio. No quedaba nadie en clase, por lo que mi
imaginación se disparó y mi corazón se aceleraba por momentos. Estábamos
sentados uno al lado del otro, tan cerca que su teta izquierda estaba en
constante contacto con mi brazo derecho, y lo rozaba cada vez que se movía. Su
escote parecía estar dirigido hacia a mí, y tenía que hacer grandes esfuerzos
por no mirar. Tenía posada su mano izquierda en mi pierna, más cerca del pene
que de la rodilla. Yo sudaba a más no poder. Sin embargo, cuando acabamos el
ejercicio, mientras yo aún pensaba en qué posición me iba a follar a mi
profesora, ella simplemente se despidió y se fue. Me dejó así, con el calentón.
Nada más llegar a casa se gestó una gran paja en honor a la Srta. Rachel. Pensé
que eran cosas mías y que nada pasaría entre nosotros, pero el destino me
sorprendió una vez más.
Acababa un
día la clase cuando volvió a llamarme Rachel a su mesa, de nuevo solos. Estábamos
sentados cada uno en una silla, uno en frente del otro. Me dijo que no estaba
progresando en clase, y que no sabía por qué. A mí se me ocurrieron muchas
razones: su culo, sus tetas, sus piernas…
-
No mejoras Juan, y me preocupa que no apruebes
el curso. No quedan muchas clases…
-
No sé
profesora…
-
Ya. Pues yo soy tu profesora, y es mi trabajo
hacer lo que sea para que apruebes. Si te falta motivación, mi trabajo es
motivarte, y afortunadamente sé cómo hacerlo.
Llevó ambas manos al cinturón de mi
pantalón, y en cuestión de segundos me lo había desabrochado y me había bajado
la bragueta. Se lamió la palma de la mano y antes de que pudiera darme cuenta
la movía de arriba a abajo sobre la piel de mi miembro. Me miraba a los ojos
mientras me pajeaba. No duró mucho la paja, pues en seguida Rachel se quitó las
gafas, se arrodilló en frente de mí y se la metió en la boca. Se notaba que era
una madurita con experiencia por su forma de chupar. Movía la lengua con
habilidad al tiempo que masajeaba mi polla con sus labios. Le gustaba darle
lametazos de vez en cuando, y solía entretenerse con mis huevos metiéndoselos
en la boca y sonriéndome. Me enorgullece decir que mi polla no es que sea
pequeña exactamente, aunque tampoco es una gran tranca. Sin embargo, Rachel la
hacía parecer pequeña ya que la tragaba sin dificultad. Se la metía entera en
la boca con cada movimiento de su cabeza sin siquiera toser. Sin duda había
comido pollas mucho más grandes.
Paró un momento y empezó a
desabrocharse la blusa. Se quitó la blusa y la camisa, permitiéndome el
privilegio de observar sus tetas grandes y hermosas. Llevaba un sujetador rosa
y negro, a juego con la blusa y la faldita. Me quedé impresionado cuando se lo
quitó, al ver que llevaba piercings en los pezones. En los dos. Mi polla casi
explota de lo cachondo que me puso eso. Automáticamente mis manos fueron solas
hasta sus senos, y los magreé con ganas. Rachel solo se dejaba y sonreía.
Después se cogió las tetas con las manos y escupió entre ellas. Movió los
pechos restregando su saliva por su escote, para luego coger mi pene y ponerlo
entre ellos. Apretó mi miembro cubriéndolo entero con sus tetas y me hizo lo
que recibe el nombre de paja cubana. Movía sus pechos verticalmente a gran
velocidad, y con la punta de su lengua llegaba a tocar el glande de mi pene.
Después mi
profesora se levantó. Se quitó la faldita y las bragas, para luego sentarse
encima de mí. Yo permanecía sentado mientras ella botaba encima de mí. Sus
tetas saltaban delante de mi cara y yo decidí tocarlas y lamerlas. Rachel se
dejaba caer, y con mi pene completamente dentro de ella, movía su cadera
describiendo círculos.
Tras unos
minutos Rachel decidió que me tocaba a mí moverme. Se fue hasta su escritorio
de profesora y se inclinó sobre él apoyando sus tetas en la mesa y los pies en
el suelo. Abrió las piernas y se abrió los cachetes del culo con las manos. Fui
hasta ella y se la metí en su coñito que tanto estaba disfrutando. Fue entonces
cuando percibí otro tatuaje. Uno en la parte baja de su espalda, encima del
culo. El típico tatuaje de actriz porno. Era un tatuaje tribal con una mariposa
en medio. Me encantó, ya que a mí me ponen mucho los tatuajes. La cogí de la
cintura y empecé a propinarle embestidas. Con cada impulso se movía toda la
mesa. Caían bolis y otros materiales escolares al suelo, pero no nos importaba
a ninguno de los dos.
Estaba claro
que Rachel no era mujer de una sola posición. Al poco tiempo quiso cambiar otra
vez. Se mantuvo encima de la mesa pero se giró, dándome la cara. Yo seguí con
las embestidas. Esta posición me gustaba más, ya que podía ver sus tetas
moverse al ritmo de mi movimiento de pelvis, e incluso tocarlas cuando me
apeteciera. Rachel se dejaba hacer, y solo se cogía el pelo con las manos y
gemía como una loca. Menudo cuerpo tenía para una mujer madura.
Como no,
quiso llevar de nuevo el control de la sesión, así que me sentó en su silla de
profesora, y se sentó encima como antes pero esta vez de espaldas. Yo estaba
enamorado de sus tetas, y se las cogía desde detrás. También le mordía el
cuello sensualmente. Ella no se cansaba de saltar sobre mi polla. Noté que
gemía y se movía más fuerte, así que decidí colaborar en el orgasmo. Moví la
cadera con fuerza para sumarme a su movimiento y darle más potencia, y en
cuestión de segundos se había desplomado encima de mí gritando mi nombre y con
las piernas temblando. Sin embargo no pude dejarla descansar mucho ya que esas
contracciones vaginales que acababa de tener me habían dejado el pene a punto
de explotar.
Le dije al
oído que me iba a correr. Sin perder tiempo, se arrodilló de nuevo en frente de
mí como cuando me la había estado mamando antes. Chupaba solo la puntita y me
pajeaba con ambas manos, describiendo movimientos circulares con una de ellas.
Una auténtica experta en la técnica. En seguida empezaron a salir chorros de
semen. Rachel no paró de pajearme hasta que hubo salido la última gota. Un par
de lefazos dieron en su cara, pero la mayoría cayó en sus tetas. Una vez paré
de correrme succionó un poco más mi polla y me miró. “Sobresaliente”, me dijo
sonriendo.
Esa vista de
la Srta. Rachel con mi semen en su cara y preciosas tetas se me quedó grabada y
me volvió a la cabeza durante todas las siguientes clases cada vez que la veía.
-
Espero haberte motivado. – Comentó mientras yo
solo sudaba y jadeaba. – Ahora te toca a ti mejorar, y si consigues aprobar, te
dejaré que me des por el culo. Y ahora me tengo que ir, que he quedado para
cenar con mi marido.
Pero la historia de cuando me follé por el culo a mi profesora de inglés ya la contaré más adelante...
Accede aquí a la segunda parte: Rachel, la profesora - II. Premio anal
Xd
ResponderEliminarAprobasTe ??? Jejeje muy bueno yo tmb me Folle a mi profe de mates y encima era familia ....lejana uffff que recuerdos
ResponderEliminarYo me folle a mi profesora de catalán. Un día me castigaron a venir por la tarde en el insti,mi profesora estaba arreglando una cosa en una aula que nadie utilizaba donde no había nadie,entonces me pidió ayuda para mover unos libros y cosas de un armario,entonces cuando estabamos moviendo las cosas noté como su gran culo,grande y blando tocaba mucho mi pene erecto y ella lo noto,yo no aguantaba más la cogí por la cintura y le bese el cuello,ella al principio dijo que que hacía y que la soltara,pero no resistió y acabó besandome la puse contra la mesa y le baje los pantalones y me lo folle por el culo como cerca de 2 horas,las dos mejores horas de mi vida.
ResponderEliminarTambién le di por el culo en su casa cuando su marido estaba trabajando.