Todos los relatos que aparecen en este blog han sido escritos por mí. Ninguno ha sido copiado de ninguna otra web de relatos y se ruega que, del mismo modo, tampoco sean copiados (excepto consentimiento expreso). Gracias.

lunes, 5 de octubre de 2015

Rachel, la profesora - II. Premio anal

Este relato es la continuación de Rachel, la profesora.


Llamé a la puerta dando dos firmes golpes en ella con mis nudillos.
 - Adelante. - Dijo una voz femenina y madura desde dentro.
Abrí la puerta y entré decidido al despacho de mi profesora de inglés. La Srta. Rachel levantó la cabeza de su ordenador para ver quién entraba en su despacho y ver que era yo le provocó la mueca de una sonrisa mal disimulada.

Cerré la puerta tras de mí y me quedé de pie. Desde aquella vez que mi profesora había buscado motivarme mediante el sexo, cada vez que la veía me venía a la mente la imagen de la Srta. Rachel con mi semen goteando por sus tetas y su cara, prometiéndome que si conseguía aprobar me dejaría usar el único de sus agujeros sexuales que no disfruté.
 - Sabía que vendrías. - Dijo levantándose, al tiempo que se quitaba las gafas y las dejaba sobre la mesa.

Yo estaba en silencio. Ella sabía perfectamente a qué había ido, no hacían falta palabras. Rachel abrió su primer cajón, sacó un preservativo y lo dejó en la mesa con dulzura. Luego rodeó la mesa hasta ponerse delante de ella. Durante unos segundos nos miramos a los ojos. Esa simple mirada cargada de sexo empezó a despertar mi miembro. La profesora se giró dándome la espalda, para luego inclinarse hasta recostar la parte superior frontal de su cuerpo contra su propia mesa. En esa posición, usó sus manos para levantar su elegante falda hasta su cadera, haciendo que pareciera casi un cinturón. Dejó a la vista su redondo y firme culo decorado con un tanguita negro, el cual enseguida procedió a bajárselo lo suficiente como para que cayera él solo hasta los tobillos. Con un bonito movimiento de piernas apartó el tanga a un lado. Para terminar, abrió las piernas formando un triángulo entre ellas y el suelo. Pasaron unos segundos sin que se moviera por lo que deduje que ya me tocaba a mí.


Me acerqué hasta ponerme detrás de ella, a escasos centímetros. Apoyé las palmas de mis manos en sus nalgas, acariciando su culo y apretándolo ligeramente. Pero me moría por pasar a la acción. Me bajé los pantalones y los bóxers hasta los tobillos. Mi profesora no me miraba. Tenía la cabeza apoyada de lado en la mesa y los ojos cerrados. Con las manos se cogía al otro extremo de la mesa. Con toda la excitación del momento mi polla ya esta algo dura. La apoyé en la nalga de la Srta. Rachel y me froté sobre ella con suavidad, lo cual me provocaba el suficiente placer como para que se pusiera dura del todo.

Una vez preparado, cogí el preservativo de la mesa, lo abrí y me lo puse. Con las manos separé las nalgas de Rachel, dejando vía libre a su ano. Al apoyar la punta de mi polla en él, mi profesora no pudo evitar una medio sonrisa de excitación. Quería hacerse la dura, la estricta, pero en realidad lo estaba disfrutando. Empecé a empujar con delicadeza. Rachel se aferró con fuerza a la mesa a medida que su culo se iba abriendo. Mi polla iba entrando en su interior poco a poco gracias a la lubricación del condón, hasta que finalmente entró entera. Con mis huevos ya tocando su coño, mi profesora suspiró al notarla toda dentro. Esperé unos segundos de cortesía y luego comencé el movimiento de vaivén. Primero lento, que el culo se acostumbrara a mi penetración. No costó mucho, la profesora debía darle bastante uso.

Yo iba cogiendo velocidad. Mi miembro resbalaba con facilidad entrando y saliendo del interior de la Srta. Rachel. Conforme aumenté el ritmo, aparecieron ligeros y sensuales gemidos de mi profesora de inglés.
 - Harder... - Susurró.
Me extrañó que hablara en inglés.
 - Vamos Juan, si has aprobado es porque sabes inglés. ¿O es que copiaste?
Le respondí con una fuerte embestida que hizo temblar toda la mesa. El choque de mi cuerpo contra el suyo resonó en el despacho.
 - ¡Yes! - Gimió ella.

Si lo quería más fuerte, yo me la follaría más fuerte. A partir de entonces cada embestida hacía temblar la mesa y enrojecía más las nalgas de Rachel.
 - Spank me... - Me decía susurrando, para evitar que nos oyeran desde el pasillo.
Yo había visto suficiente porno como para entenderla. Azoté su nalga derecha con firmeza, y luego la izquierda aún con más fuerza, lo cual no se esperaba y le encantó.

Ya no me la follaba con rapidez, sino que le daba bruscas embestidas en las que mi polla pasaba de apoyar la puntita a entrar toda de golpe.
 - Fuck my ass, Juan... Fuck it hard...
Me gustó verme en el reflejo de la ventana y poder observar esa imagen en la que daba por culo a mi profesora en su propio despacho. En el reflejo incluso llegaba a ver la cara de la Srta. Rachel, con los ojos cerrados y mordiéndose el labio en cada penetración. El culo de mi profesora era delicioso.

Se acercaba el momento. Estaba a punto de explotar. Agarré a mi profesora de los hombros para tirar de ella hacia mí al mismo tiempo que yo empujaba hacia ella. Aumenté el ritmo buscando mi orgasmo. El choque entre mi cuerpo y sus rojizas nalgas sonaba seco. Sus gemidos eran música para mis oídos. Sus pelo se alborotaba con cada embestida. Al fin, noté que llegaba. La saqué rápidamente del culo de la Srta. Rachel, lo que provocó en ella un suspiro, para luego quitarme el condón y dejarlo caer al suelo. Me masturbé con fuerza y dos segundos después me corrí sobre el culo de mi profesora. Mi semen impregnó su nalga derecha. Notar mi esperma resbalando por su culo y chorreando por toda su pierna hasta el pie provocó un curioso placer en la Srta. Rachel.



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