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jueves, 3 de septiembre de 2020

Un viejo amigo



Sasha estudiaba tranquilamente en su habitación cuando unos repentinos golpes en la puerta la sobresaltaron.
 - ¡A cenar! - Gritó su madre desde fuera.
Sasha cerró el libro y bajó la tapa de su ordenador portátil. Estiró brazos y piernas, algo entumecidos al llevar unas horas sin estirarse del todo. Otro grito de su madre le taladró la cabeza.
 - ¡No tardes! ¡Recuerda que tenemos visita!
Entonces Sasha se acordó. Aquel fin de semana tendrían de visita en casa a un amigo de su padre. Una traviesa sonrisa se dibujó en su cara. A Sasha le encantaba provocar a los amigos de su padre cuando estaban de visita. Le encantaba sentir que esos hombres hechos y derechos se morían por meterse en la cama con ella. Le excitaba mucho esa sensación. Como era casi verano y ya hacía bastante calor, Sasha estaba estudiando en bragas y con una camiseta suelta, sin sujetador, así que se puso un diminuto pantalón de deporte y salió de su habitación camino el comedor.

Sasha se encontró con el invitado en el comedor y le reconoció. Tenía un recuerdo lejano, pero se acordaba de él, aunque ahora estaba significantemente más mayor.
 - ¿Te acuerdas de Jose? - Preguntó su padre.
 - ¡Sí! Hola Jose. - Saludó Sasha con voz de niña buena.
 - Hola Sasha, ¿qué tal?
Se saludaron con dos besos y Sasha le pegó los pechos al cuerpo a propósito mientras lo hacía. Notó que a Jose se le aceleraba la respiración y no pudo evitar sonreír.
 - Muy bien. - Contestó Sasha con una sonrisa.
 - Jose va a pasar el fin de semana con nosotros en casa. Sé que tienes que estudiar, así que haremos lo posible por no molestarte. - Explicó su padre.
El amigo de su padre era un señor bastante mayor, tendría unos 70 años. El pelo de su cabeza era escaso y canoso, al igual que su descuidada barba de tres días. Sus ojos oscuros y cansados se escondían detrás de unas gafas viejas. El hombre miraba a Sasha de arriba a abajo sin disimulo alguno.
 - Vaya, no te veía desde que eras una niña. - Dijo Jose sorprendido. - Estás muy... mayor.
Sasha sabía perfectamente lo que estaba pensando Jose, pero se limitó a sonreírle.

La cena fue muy divertida para Sasha, ya que se dedicó a provocar sutilmente al amigo de su padre, como bien le gustaba a ella. Su padre no paraba de hablar, su madre intervenía de vez en cuando y Sasha guardaba silencio, dedicándose a su juego de miradas, poses y gestos insinuantes. Solo decía algo cuando le preguntaban directamente. No tardó en darse cuenta de que al invitado se le iba la mirada a su camiseta cada dos por tres, donde se le marcaban los pezones al no llevar sujetador. Lejos de molestarle, Sasha se divertía marcándolos a propósito y observando la cara del hombre cada vez que sus ojos pasaban por ahí. Siempre con el disimulo necesario para que no pareciera que lo hiciera a propósito y con cuidado de que ni su padre ni su madre le pillaran. Incluso se ofreció a recoger los platos y servir los cafés solo por menear su culito delante de aquel hombre. Cuando estaba de espaldas a él podía sentir la mirada del hombre clavándose en su culo. Ella sabía que en ese momento se estaría imaginando lo que sería follárselo. Todos los amigos de su padre se la habían follado con la mirada cuando habían estado de visita. Sasha se sentía muy zorra por calentarles, eso la excitaba. Se imaginaba a esos hombres yéndose a casa cachondos y pajeándose pensando en ella. Pensando en la inocente, dulce y sexy hija de su amigo.

Acabada la cena, sus padres acompañaron a Jose a que se instalara en la habitación de invitados. Sasha dejó al invitado calentito y se volvió a su habitación a estudiar. Sin embargo, su mente estaba en otra parte. Se excitaba al pensar en que el amigo de su padre estaría seguramente pajeándose pensando en ella. Lo había dejado tan caliente que seguro que no podría aguantarse. Tras quince minutos intentando estudiar, aceptó que no era capaz de concentrarse por lo cachonda que estaba. Por suerte, la solución a su problema estaba, literalmente, al alcance de su mano. Se tumbó en la cama, deslizó su mano izquierda por dentro de sus braguitas y comenzó a acariciarse. Con la otra mano cogió el móvil y se hizo una foto a sí misma. Luego abrió Twitter y publicó la foto. Al momento empezaron a llegarle comentarios que no hacían sino aumentar su excitación. Se hizo otra foto, más explícita aún. Abrió Onlyfans y la publicó allí. Luego se fue directa a los mensajes, estaba deseando leer a sus más fieles seguidores. Fue pasando de mensaje en mensaje, prometiéndose que luego contestaría a todos, pero de momento usándolos para estimularse. Le encantaba leer mensajes de sus seguidores contándole que se habían pajeado con sus vídeos y fotos, lo dura que se la ponía, las guarradas que le harían, e incluso alguna invitación al lesbianismo. Leía uno tras otro mientras no paraba de tocarse. No paró hasta correrse gustosamente. Ya más relajada, se puso a contestar los mensajes y a contar a sus seguidores lo que acababa de ocurrir. Estuvo así hasta que le entró sueño, dejó el móvil y se durmió.

Al día siguiente lucía un sol espectacular, así que salieron todos a la piscina. Sasha se puso el bikini más pequeño que tenía, y eso es decir mucho. La parte de arriba cubría poco más que los pezones y la parte de abajo era un fino tanga. Cuando apareció en la piscina a Jose casi le da un infarto. Y no es para menos, porque menudo cuerpazo. Piernas largas, firme culazo ejercitado en el gimnasio, pechos turgentes y bien puestos, una preciosa melena castaña y ondulada cayendo por su espalda, una cinturita preciosa que le daba unas bonitas curvas a su figura... Su piel suave y bien cuidada brillaba al sol de la mañana. Un joven cuerpo para el pecado.

Sasha se sentó al lado de Jose, le saludó felizmente y sacó el bote de crema. Lentamente, se fue echando crema solar por todo el cuerpo. Cuando ya no tuvo duda de que tenía ganada la atención de Jose, se echó crema por el pecho, provocando intencionadamente que cayera por sus tetas. Luego dedicó unos minutos a restregarse la crema sensualmente por todo el cuerpo, ante la atónita mirada de aquel pobre hombre.
 - ¿Te importa echarme en la espalda? - Le preguntó inocentemente.
 - S-Sí... - Tartamudeó él.
Sasha se sentó delante de Jose, le dio la crema y se desató la parte de arriba del bikini, pero sin llegar a quitársela. Primero notó la fría crema cayendo en su espalda y luego las nerviosas manos de Jose, que temblaban ligeramente. No se esmeró mucho, estaba tan nervioso que quería acabar cuanto antes.
 - ¡Gracias!
Sasha se volvió a atar el bikini y se fue a tomar el sol. Oyó a su padre llamar a Jose y a este poner una excusa obvia para no levantarse. Ella supo perfectamente que se debía a cierta situación en la entrepierna provocada por ella.

La comida siguió la misma tónica de la cena de la noche anterior: Sasha divirtiéndose provocando al invitado. Y para colmo se tomó un Calippo de postre, el cual chupó y lamió de la forma más sensual que pudo. Por mucho que quisiera, Jose era incapaz de quitarle los ojos de encima. Después de comer, otra vez a tomar el sol. Ahora la traviesa estudiante fue un paso más allá. Se tumbó boca abajo y se quitó la parte de arriba del bikini. Entre su culazo en tanga y sus tetas asomando por los laterales... Podía sentir la mirada de Jose clavándose en ella en todo momento.

Tuvieron una cena sin mucho que destacar, aparte de la corta minifalda de Sasha, y luego se quedaron charlando hasta que se hizo tarde y se fueron todos a la cama. Al llegar a la habitación, Sasha se quitó la ropa y se tiró en la cama. Cogió el móvil y se puso a mirar Twitter. Entre fotos, gifs, comentarios y mensajes, se empezó a poner más y más cachonda. Y entonces una idea apareció en su mente. Era arriesgado, pero eso le daba morbo. La primera impresión que tuvo fue que era una locura. Sin embargo, cuanto más lo pensaba, más ganas le entraban. Finalmente, decidió no quedarse con las ganas. Dejó el móvil, salió de su habitación a hurtadillas y se dirigió sigilosamente a la habitación de invitados. Abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido. Jose estaba dormido. Sasha cerró la puerta tras de sí y, con suma delicadeza, se tumbó en la cama junto a él. Se puso de lado, dándole la espalda, y luego se fue acercando a él poco a poco hasta pegar su culito en la entrepierna de Jose. Restregaba ligeramente el culo rozando su miembro. Se dio cuenta de que se había despertado porque notó que su respiración se agitaba y su miembro empezaba a endurecerse. Eso excitó mucho a Sasha, que aumentó la velocidad con la que restregaba su culo. Pudo sentir perfectamente que Jose ya tenía la polla muy dura. De repente, una mano le apartó las braguitas a un lado. Ella se dejó, deseosa de lo que iba a pasar a continuación. Y, en efecto, tal como se esperaba, lo siguiente que sintió fue la polla de Jose entrando en su interior. Ambos gimieron al mismo tiempo al sentir la polla resbalar hasta el fondo. Jose se encontró con un coñito estrecho y tremendamente mojado. Sasha se alegró por el buen tamaño del miembro que sentía dentro. Llevaba tiempo con ganas de una buena polla.

Las penetraciones fueron aumentando poco a poco de intensidad. Jose había metido una mano por dentro de las braguitas de Sasha, por delante, y acariciaba su coñito. El otro brazo lo había pasado por debajo de su cuello y había colado la mano por dentro de su camiseta, agarrándole firmemente un pecho. Sasha estaba en la gloria sintiendo esas manos por su cuerpo, la polla penetrándola sin descanso, el aliento de Jose en su nuca. Nunca había disfrutado haciendo la cucharita. Y el colmo fue cuando Jose comenzó a besarle el cuello mientras la follaba. Llegó un punto en el que Sasha estaba tan excitada que casi enloqueció, se dio la vuelta en la cama y se comió a Jose a besos. Su lengua invadió ferozmente la boca del amigo de su padre, que la recibió encantada. Sus lenguas se entrelazaban con efusividad mientras se tocaban el uno al otro. Sasha había agarrado el miembro de Jose con la mano y le masturbaba con rabia. Fueron unos largos y húmedos besos que denotaban la fuerte tensión sexual que ambos estaban liberando. A Sasha se le fueron los ojos a la entrepierna de Jose, y de repente le entró un hambre voraz. Ansiaba tenerla en la boca. Jose no dejaba de besarla, tuvo prácticamente que apartarle. Él puso cara de extrañado cuando lo hizo, pero le cambió la expresión al momento cuando la jovencita le dijo:
 - Hay otra cosa que quiero meterme en la boca, jiji.
 - Ah, ¿sí? ¿El qué?
 - Tu polla.
Y dicho esto, Sasha se deslizó hacia abajo en la cama como loca. Jose nunca había visto una mujer con tantas ganas de comerse una polla.

Lo primero que hizo Sasha en cuanto tuvo la polla frente a su cara fue relamerse cuál pantera a punto de devorar a su presa. La polla era larga y gorda, como a ella le gustaban, y tenía algo de vello púbico. Empezó dando dulces besos por la zona púbica, para luego darlos también por los huevos y, finalmente, por la polla. Lo siguiente fue un lento y delicado lametón desde la base de los huevos hasta la punta del glande. Un lametón que erizó el vello de Jose y le hizo suspirar. Y sin más dilación, Sasha separó los labios, agachó la cabeza, se metió la polla de Jose en la boca y comenzó a chuparla. Él cerró los ojos dispuesto a gozar de los carnosos labios de aquella mujer dándole placer, sobre todo después de haber fantaseado tanto con ese momento. Ella disfrutaba al sentir esa carne caliente y dura rozando sus labios, acariciando su lengua, inundando su boca. Él gozaba de la calidez de la boca en torno a su miembro, conjuntamente con el tacto húmedo de la lengua. Empezaron los vaivenes de la cabeza de la estudiante, quién se comía con gusto la polla de aquel hombre. Sasha sabía bien lo que hacía. Mientras chupaba, usaba también las dos manos para masturbarle. Alternaba lametones y succiones, tanto con la polla como con los huevos. Le encantaba guarrear con los huevos. Y todo ello, por supuesto, al tiempo que clavaba sus brillantes ojos color miel en los de Jose. Una mirada llena de vicio que denotaba lo mucho que le gustaba a Sasha hacer una buena mamada. Una mirada lasciva que dejaba claro a Jose que ya no estaba tratando con una inocente estudiante, sino con una auténtica bomba sexual.

Tras unos minutos, la polla de Jose ya estaba totalmente cubierta de saliva de Sasha. A ella le resbalaban sus propias babas por la barbilla y se formaban hilillos que caían en los huevos de Jose. Para Sasha, una buena mamada tenía que tener mucha saliva, algo que le hacía sentirse muy cerda. Entonces notó una mano que acariciaba su pelo. Empezó como una caricia, pero se fue endureciendo, y Sasha notaba cada vez más presión en su cabeza, hasta que llegó el punto de que Jose le empujaba la cabeza contra su polla sin miramientos. Ese gran miembro ahora entraba entero en la boca de Sasha, golpeando su garganta.
 - Oh, sí... Sé una niña buena y trágatela entera... - Decía Jose mientras no dejaba descansar la cabeza de Sasha.
Ella se dejaba hacer. La polla de Jose era bastante grande, pero no tenía problemas para tragársela entera hasta tocar los huevos con los labios. De hecho, se excitaba más y más cada vez que la notaba alojada en su garganta. Y más y más saliva caía de su boca. Cuando Jose soltó por fin la cabeza de Sasha, ella aprovechó para coger aire. Disfrutaba mucho más cuando podía chuparla a su manera, pero también le gustaba una buena follada de boca de vez en cuando. Con el pelo alborotado y los ojos llorosos, Sasha dedicó una sonrisa traviesa a Jose. Aún tenía un último as en la manga. Sasha bajó la cabeza aún más abajo y entonces Jose, por sorpresa, sintió la lengua en su culo. Qué gusto más inesperado... Y, por si fuera poco, Sasha le pajeaba mientras le comía el culo. Desde luego, poner muy cachonda a Sasha significaba despertar a una bestia viciosa.

Por mucho que le gustara a Sasha dar sexo oral, no pensaba quedarse ahí. Limpiándose las babas de la boca con el dorso de la mano, se incorporó para volver a besarse con Jose.
 - ¿Te gusta cómo la chupo? - Susurró ella mientras jugueteaban con sus lenguas.
 - Lo haces genial...
Jose le comió la boca con un entusiasmo casi como si le quisiera agradecer así la increíble mamada que le acababa de hacer. Entonces Sasha se puso de pie en la cama. Jose, que seguía tumbado, la miraba desde abajo. Se le hacía la boca agua al verla así, semidesnuda, con las braguitas rosas por las rodillas. Sasha se quitó la camiseta y la tiró a un lado, descubriendo sus pechos. Un par de bonitas y jóvenes tetas con pezones rosados. A Jose se le hacía la boca agua. Sasha se quitó las braguitas del todo y se las lanzó a la cara. Él babeaba ante la prodigiosa imagen que tenía delante. El cuerpazo desnudo de una atractiva estudiante de veintitantos años. Su mirada se centró en su apetitoso coñito totalmente depilado. Ni un solo pelito a la vista.
 - ¿Quieres probarlo? - Le preguntó sensualmente Sasha, que veía el deseo en sus ojos.
Jose se limitó a asentir. Entonces ella fue bajando lentamente hasta sentarse en su cara. Jose agarró las nalgas de Sasha con ambas manos y comenzó a explorar su coñito con la lengua. La joven estudiante se retorcía de placer. Se cogía del canoso y escaso pelo de Jose y le apretaba la cara entre sus piernas, más por el incontrolable placer que por querer forzarle. Él se deleitaba enormemente comiéndose el jugoso coñito de esa joven. La verdad es que se le daba bastante bien, pensó Sasha. Jose estaba dando lo máximo de sí mismo para hacerla gozar. Ella le había llevado al séptimo cielo con su mamada, y él pensaba hacer lo mismo con ella. Sasha sintió con gusto esa lengua resbalar desde su coño hasta su culo. Casi le da algo cuando Jose se puso a comerle el culo al mismo tiempo que le metía los dedos en el coñito. Le estaba costando una barbaridad no gemir de placer.

Sasha estaba tan cachonda que ya no aguantaba más sin sentir su polla dentro. Y así se lo hizo saber.
 - Necesito que me la metas ya...
 - Uf, yo encantado.
Rápidamente, Sasha ayudó a Jose a desnudarse por completo y luego fue directa a sentarse encima de él, pero esta vez no en su cara, sino en su polla. Apoyó las manos en el pecho peludo del hombre y empezó a mover la cintura. Con lo mojada que estaba, la polla se deslizaba perfectamente. Los movimientos de cintura de Sasha se tornaron poco a poco en efusivos saltos. Jose alucinaba viendo las tetas de Sasha botando mientras ella le cabalgaba como nunca nadie lo había hecho. Qué manera de moverse... Agarró sus brazos y tiró de ella haciendo que se tumbara sobre él. Sasha notó su velludo pecho en las tetas. Él, sus duros pezones. Volvieron a besarse lascivamente. Les encantaba entrelazar sus lenguas. Más que un beso, parecía que se estaban comiendo el uno al otro. Sus lenguas no paraban quietas. Las babas rebosaban de sus bocas. Se devoraban. Y todo ello mientras seguían follándose. Sus cuerpos se movían juntos al compás del grandioso polvo que estaban echando. Jose abrió la boca y sacó la lengua. Sasha, que entendió al momento lo que quería, le escupió en la boca. Como seguía con la boca abierta le volvió a escupir un par de veces más. Jose se lo agradeció con un buen azote en el culo. Ambos sonrieron. Cómo le gustaba a Sasha sentir una firme mano en su nalga...

Jose alucinaba con la forma de mover el culo de Sasha. Sabía que no duraría mucho más a ese ritmo. Pero aún había una cosa más que quería hacer...
 - Eres una perrita, ¿verdad?
 - Soy tu perrita...
 - Pues ponte a cuatro para mí.
 - Por supuesto, cariño... - Respondió ella ilusionada mientras se ponía en posición.
Se puso a cuatro patas en la cama y arqueó la espalda, sacando culo. Jose se inclinó un poco y escupió. Para sorpresa de Sasha, le había escupido en la entrada del culo. Se giró con expresión interrogativa.
 - ¿Puedo?
Se lo pensó unos segundos, dudando si cederle su entrada trasera. Estaba tan cachonda que no podía decir que no. Al pensar en ello le habían entrado unas ganas locas de que se la metiese por detrás.
 - Bueno... - Dijo, haciéndose la inocente. - Pero solo porque eres amigo de papá.
Jose metió cuidadosamente un dedo por el orificio. Poco después, metió el segundo. Pero Sasha no podía esperar.
 - Métela ya, joder. Sin miedo.
Dicho y hecho. Jose apoyó la punta de la polla en su ano y empujó hasta el fondo. Sasha no había tenido en cuenta el gran tamaño del miembro. Tuvo que morder la almohada para no gritar. Sintió un aguijonazo en su interior que, escasos segundos después, se tornó en un intenso placer. Sin ninguna piedad, Jose siguió penetrando su culo hasta el fondo. Sus huevos golpeaban el ardiente y chorreante coñito de la estudiante. Ella se agarraba a la cama y gemía todo lo bajo que podía. Le era imposible no gemir con lo que estaba gozando. Rezaba para que sus padres estuvieran bien dormidos y no oyeran nada. Odiaba reprimirse follando, pero también tenía ese punto de morbo de que no les pillaran. No se podía ni imaginar el escándalo que se armaría si apareciese su padre y pillara a su viejo amigo dando por culo a su hijita. Sasha se sintió más zorra que nunca al pensar eso. Jose parecía que en lo único que pensaba era en reventarla. Agarraba a Sasha de la cintura y la embestía una y otra vez, soltando un gruñido con cada embestida. Sasha sentía las calientes gotas de sudor de Jose cayendo en sus nalgas. Estaba impresionada con el aguante físico y la fuerza de un hombre de su edad. Al principio pensaba que con dos saltitos le habría hecho acabar, pero por suerte para ella ya llevaban un buen rato follando y Jose seguía penetrándola sin descanso. Y de repente, un tirón.
 - ¡Ah! - Exclamó ella.
Jose le tiraba del pelo con fuerza. A ella le encantó. Se sentía la zorrita de ese viejo, que seguramente hacía muchísimos años que no echaba un polvo como ese, con un pedazo de mujer como esa. Y de esa forma le llegó el orgasmo. Una tremenda sacudida de placer que la hizo vibrar. De no ser porque Jose le tapó la boca a tiempo, su grito se habría oído en toda la casa. Aún estaba jadeando cuando Jose le anunció que él también iba a llegar.
 - Me voy a correr, preciosa.
El orgasmo de Sasha había sido la gota que colmaba el vaso y Jose ya no aguantaba más.
 - Dame tu corrida. - Dijo Sasha girándose rápidamente en la cama. - Échamela en la boca...
Seguía a cuatro patas, pero ahora de cara a Jose y con la boca abierta. Él apoyó la punta de su polla en el labio inferior de Sasha mientras se masturbaba.
 - Vamos, córrete en mi boquita... - Pidió ella, mientras miraba fijamente a los ojos a Jose.
Un gruñido cansado avisó a Sasha de que estaba a punto de recibir su premio. Y, en efecto, acto seguido notó el semen caliente derramándose sobre su lengua. Una abundante corrida inundó su boca.
 - Trágatelo todo, guapa... - Susurró él mientras seguía corriéndose.
Sasha no necesitaba que le dijeran eso. Siempre se lo tragaba todo, y esta vez no iba a ser menos. No dejó ni una gota. De hecho, cuando Jose dejó de eyacular, Sasha remató la faena envolviendo el glande de su polla con los labios y succionando los últimos restos.
 - Menuda corrida... - Dijo sonriendo.
 - Joder, es que me habías calentado mucho.
Orgullosa, Sasha se puso las braguitas y la camiseta y se encaminó a la puerta. Antes de irse, se dirigió a Jose.
 - ¿Te vas mañana?
 - Sí.
 - Vaya... Podrías quedarte otra noche...
Y dicho esto, le guiñó un ojo y volvió a su habitación.


Este relato está inspirado en la webcamer Sasha Opalowa (@SashaOpalowa) y está dedicado a ella.



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